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General: EVANGE_LIO DE HOY DOMINGO 16 DE FEBRERO DEL 2014
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Resposta  Mensagem 1 de 2 no assunto 
De: campitos0  (Mensagem original) Enviado: 16/02/2014 10:31


Sexto Domingo del tiempo ordinario

Libro de Eclesiástico 15,15-20. 
Si quieres, puedes observar los mandamientos y cumplir fielmente lo que le agrada. 
El puso ante ti el fuego y el agua: hacia lo que quieras, extenderás tu mano. 
Ante los hombres están la vida y la muerte: a cada uno se le dará lo que prefiera. 
Porque grande es la sabiduría del Señor, él es fuerte y poderoso, y ve todas las cosas. 
Sus ojos están fijos en aquellos que lo temen y él conoce todas las obras del hombre. 
A nadie le ordenó ser impío ni dio a nadie autorización para pecar. 


Salmo 119(118),1-2.4-5.17-18.33-34. 
Dichosos los que sin yerro andan el camino 
y caminan según la Ley del Señor.
Dichosos los que observan sus testimonios 
y lo buscan de todo corazón,

Tú eres quien promulgó tus ordenanzas 
para que las observen totalmente.
Ojalá sea firme mi conducta en cumplir tus preceptos.
Sé bueno con tu servidor y viviré, 
pues yo quisiera guardar tu palabra.

Abre mis ojos para que yo vea las maravillas de tu Ley.
Señor, enséñame el camino de tus preceptos, 
que los quiero seguir hasta el final.
Dame inteligencia para guardar tu Ley, 
y que la observe de todo corazón.



Carta I de San Pablo a los Corintios 2,6-10. 
Es verdad que anunciamos una sabiduría entre aquellos que son personas espiritualmente maduras, pero no la sabiduría de este mundo ni la que ostentan los dominadores de este mundo, condenados a la destrucción. 
Lo que anunciamos es una sabiduría de Dios, misteriosa y secreta, que él preparó para nuestra gloria antes que existiera el mundo; 
aquella que ninguno de los dominadores de este mundo alcanzó a conocer, porque si la hubieran conocido no habrían crucificado al Señor de la gloria. 
Nosotros anunciamos, como dice la Escritura, lo que nadie vio ni oyó y ni siquiera pudo pensar, aquello que Dios preparó para los que lo aman. 
Dios nos reveló todo esto por medio del Espíritu, porque el Espíritu lo penetra todo, hasta lo más íntimo de Dios. 


Evangelio según San Mateo 5,17-37. 
No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. 
Les aseguro que no desaparecerá ni una i ni una coma de la Ley, antes que desaparezcan el cielo y la tierra, hasta que todo se realice. 
El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos. En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos.
Les aseguro que si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos. 
Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: No matarás, y el que mata, debe ser llevado ante el tribunal. 
Pero yo les digo que todo aquel que se irrita contra su hermano, merece ser condenado por un tribunal. Y todo aquel que lo insulta, merece ser castigado por el Sanedrín. Y el que lo maldice, merece la Gehena de fuego. 
Por lo tanto, si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, 
deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda. 
Trata de llegar en seguida a un acuerdo con tu adversario, mientras vas caminando con él, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al guardia, y te pongan preso. 
Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo. 
Ustedes han oído que se dijo: No cometerás adulterio. 
Pero yo les digo: El que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón. 
Si tu ojo derecho es para ti una ocasión de pecado, arráncalo y arrójalo lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena. 
Y si tu mano derecha es para ti una ocasión de pecado, córtala y arrójala lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena. 
También se dijo: El que se divorcia de su mujer, debe darle una declaración de divorcio. 
Pero yo les digo: El que se divorcia de su mujer, excepto en caso de unión ilegal, la expone a cometer adulterio; y el que se casa con una mujer abandonada por su marido, comete adulterio. 
Ustedes han oído también que se dijo a los antepasados: No jurarás falsamente, y cumplirás los juramentos hechos al Señor. 
Pero yo les digo que no juren de ningún modo: ni por el cielo, porque es el trono de Dios, 
ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la Ciudad del gran Rey. 
No jures tampoco por tu cabeza, porque no puedes convertir en blanco o negro uno solo de tus cabellos. 
Cuando ustedes digan 'sí', que sea sí, y cuando digan 'no', que sea no. Todo lo que se dice de más, viene del Maligno. 

 

 

 



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De: campitos0 Enviado: 16/02/2014 10:32

Comentario: Pe. Givanildo dos SANTOS Ferreira (Brasilia, Brasil)

No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas

Hoy, Jesús nos dice «No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento» (Mt 5,17). ¿Qué es la Ley? ¿Qué son los Profetas? Por Ley y Profetas, se entienden dos conjuntos diferentes de libros del Antiguo Testamento. La Ley se refiere a los escritos atribuidos a Moisés; los Profetas, como el propio nombre lo indica, son los escritos de los profetas y los libros sapienciales.

En el Evangelio de hoy, Jesús hace referencia a aquello que consideramos el resumen del código moral del Antiguo Testamento: los mandamientos de la Ley de Dios. Según el pensamiento de Jesús, la Ley no consiste en principios meramente externos. No. La Ley no es una imposición venida de fuera. Todo lo contrario. En verdad, la Ley de Dios corresponde al ideal de perfección que está radicado en el corazón de cada hombre. Esta es la razón por la cual el cumplidor de los mandamientos no solamente se siente realizado en sus aspiraciones humanas, sino también alcanza la perfección del cristianismo, o, en las palabras de Jesús, alcanza la perfección del reino de Dios: «El que los observe y los enseñe, ése será grande en el Reino de los Cielos» (Mt 5,19).

«Pues yo os digo» (Mt 5,22). El cumplimiento de la ley no se resume en la letra, visto que “la letra mata, pero el espíritu vivifica” (2Cor 3,6). Es en este sentido que Jesús empeña su autoridad para interpretar la Ley según su espíritu más auténtico. En la interpretación de Jesús, la Ley es ampliada hasta las últimas consecuencias: el respeto por la vida está unido a la erradicación del odio, de la venganza y de la ofensa; la castidad del cuerpo pasa por la fidelidad y por la indisolubilidad, la verdad de la palabra dada pasa por el respeto a los pactos. Al cumplir la Ley, Jesús «manifiesta con plenitud el hombre al propio hombre, y a la vez le muestra con claridad su altísima vocación» (Concilio Vaticano II).

El ejemplo de Jesús nos invita a aquella perfección de la vida cristiana que realiza en acciones lo que se predica con palabras.



 
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