Señor
Tú regaste los campos de flores
que llenan el aire de aroma y frescor,
cubriste los cielos de inmensos fulgores
y diste a los mares su eterno rumor.
Doquier resplandece tu amor sin segundo;
la tierra proclama tu gloria doquier;
y en medio a esos himnos que brotan del mundo.
yo quiero elevarte mi voz de placer.
Tú en mi alma encendiste la llama secreta
que inspira entusiasta mi voz baladí;
por eso te ofrezco mis cantos de poeta;
pues Tú los inspiras, que vayan a Ti.
Perdona el mezquino lenguaje del hombre
perdona si en cambio te pido, Señor,
que nunca se aparte del labio tu nombre;
que viva en el alma por siempre tu amor.
Amado Nervo
|