He decidido subirme al tren de los sensibles corazones que ríen y lloran sin vergüenza, ser libre para amar sin impotencia y perder la razón del compromiso. Decirle no a la rutina inmersa que hace fracasar la alegría, encontrarme simplemente siendo buena, amar igual de noche que de día. Ser oyente silenciosa en tu consuelo, dormir abrazada a los deseos que me guían, latir al ver tu cara amiga y emocionarme con tu llanto y con tu risa. Acompañar al ser que necesita de mis manos, de mi abrazo y mi palabra. Dejar brotar la lágrima fecunda que terminará en la sonrisa prodigiosa, contemplar tus ojos en los míos, pensar que es hoy el último día de la vida y disfrutarlo intensamente sólo así, sabiéndome tu amiga.