Hoy quiero abrir la puerta de mi corazón.
La puerta de mi casa es símbolo de autoridad y firmeza.
La abro a quien yo deseo que entre y la cierro firmemente
si encuentro que en el exterior hay algo que me amenaza
a mí o a mi familia.
Por eso el Señor, queriendo hablar de intimidad, dice que
toca a la puerta y si alguien oye su voz y le abre, entonces
Él entrará. Y yo quiero hoy darle la oportunidad de entrar
en mi vida. Hoy quiero abrir la puerta y disfrutar de su
dulce compañía, sabiendo que cuando Él entra, no sólo me
trae Paz y Amor sino también la salvación.
Sé que Él hará de mi corazón su residencia permanente.
Con Él llega la provisión del Espíritu, el Amor que siempre
he anhelado sentir, el vino nuevo y las manzanas dulces
del Amor y el aliento y la salud que necesito en medio de
mi enfermedad.
Cuando yo le abra la puerta sólo entrará Él y dejará fuera
a mis enemigos.
¡Hoy quiero abrirle esa puerta y dejarlo entrar y nunca,
nunca más dejarle ir!
Dr. Serafín Contreras
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