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General: Los Santos de hoy sábado 30 de agosto de 2014
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Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: campitos0  (Mensaje original) Enviado: 01/09/2014 07:54
Los Santos de hoy sábado 30 de agosto de 2014
 Pamaquio, Santo
Laico, 30 de agosto
 Juan de Mayorga, Beato
Mártir, 30 de agosto
 Fiacrio, Santo
Eremita, 30 de agosto
 Tomás Kempis, Beato
Sacerdote y Escritor, 30 de agosto
 Juan Juvenal Ancina, Beato
Obispo, 30 de agosto
 Eustaquio van Lieshout, Beato
Sacerdote, 30 de agosto
 Vicente Cabanes Badenas, Beato
Presbítero y Mártir, 30 de agosto
 Manuel Medina Olmos, Beato
Obispo y Mártir, 30 de agosto
 Diego Ventaja Milán, Beato
Obispo y Mártir, 30 de agosto
 Esteban (José) Nehmé, Beato
Monje Maronita, 30 de agosto
 Rosa de Lima, Santa
Memoria Litúrgica, 30 de agosto
 María Rafols Bruna, Beata
Fundadora, 30 de agosto 


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Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: campitos0 Enviado: 01/09/2014 07:54
Pamaquio, Santo
Laico, 30 de agosto
 
Pamaquio, Santo
Pamaquio, Santo

Laico

Martirologio Romano: En Roma, conmemoración de san Pammaquio, senador, insigne por su celo en la fe y por su generosidad HACIA los pobres, a cuya piedad hacia Dios se debe la construcción de la basílica que recibe su título en el monte Celio ( 410)
En uno de los hombres de la órbita de san Jerónimo.

Perteneció a la familia de los Camilos cuyas posesiones en el norte de África les hacían inmensamente ricos. Probablemente Pamaquio fue cristiano de toda la vida. Recibió una esmerada educación en retórica, elocuencia y literatura sagrada. Fue en la juventud compañero de Jerónimo y mantuvieron la amistad incluso más allá de la interrupción que supuso la marcha al desierto de Jerónimo en el año 370, fecha en torno a la cual pasa Pamaquio a formar parte del Senado.

Quizá no entendió del todo aquel brote de generosidad en la oración y posiblemente juzgó como extremoso el rigor de la penitencia que el grupo jeronimiano propiciaba con tanto énfasis. De hecho, bastantes cristianos de Roma lo juzgaron excesivo y criticaron abundantemente al santo, bien por error, bien porque la incondicional actitud evangélica de un pequeño círculo cristiano era una crítica muda para su cómoda mediocridad.

El caso es que contrajo matrimonio con Paulina, hija de santa Paula, aquella mujer asceta que siguió junto con Eustoquia al santo penitente al desierto.

Con su olfato cristiano, Pamaquio detectó y puso de manifiesto los errores doctrinales de Joviniano y tuvo la valentía de exponerlos con claridad al papa Siricio que se vió obligado a condenar la herejía unos años más tarde, en el 390. Para poder hacerse con seguridad cargo de los peligros que encerraba la enseñanza joviniana, se vio necesitado de recurrir frecuentemente con consultas específicas a Jerónimo.

A la muerte de Paulina por un mal parto, en el año 393, cuando llevaban solamente cinco años de matrimonio, comenzó Pamaquio a desarrollar una caridad con obras altamente llamativas. Organizó un banquete para los pobres; no lloró, sino que se dedicó a hacer; no se lamentó, pero llenó sus días con obras de misericordia. Tomando lección de la Sagrada Escritura, meditada a diario, se convenció de que la caridad cubre la multitud de los pecados. Los cojos, ciegos, paralíticos y tullidos son los herederos de Paulina. Y como las voces vuelan, continuamente se le ve por Roma acompañado de una nube de pobres a su alrededor.

Este hombre de la caridad levantó en el puerto romano un hospital para atender a los extranjeros, donde él mismo, con sus propias manos, curaba y atendía a los enfermos y moribundos. Quizá influyó en Pamaquio la clara y animosa ayuda de su amigo Jerónimo quien le dice por carta que no se contente con "ofrecer a Cristo tu dinero, sino a ti mismo. Fácilmente se desecha lo que sólo se nos pega por fuera, pero la guerra intestina es más peligrosa; si ofrecemos a Cristo nuestros bienes con nuestra alma, los recibe de buena gana, pero si damos lo de fuera a Dios y lo de dentro al Diablo, el reparto no es justo".

Preocupado no sólo por los cuerpos, sino principalmente de las almas, ejerció un ordenado apostolado epistolar, escribiendo frecuentes y sólidas cartas dirigidas a los que administran sus posesiones en Numidia y atienden sus tierras para sacarlos de la herejía de Donato que había hecho estragos entre los cristianos poco cultos o débiles en la fe; fue una labor altamente encomiada por Agustín de Hipona que le agradece su intervención en una carta escrita en el año 401.

Murió en el año 410, poco antes del dramático saco de Roma.

Pamaquio permaneció seglar -laico- toda su vida, dando un testimonio claro de amor a Dios y de coherencia de fe cristiana. Prestó servicio a la sociedad desde los más altos cargos profesionales y administró rectamente los bienes patrimoniales no mirando sólo el provecho propio, sino teniendo en cuenta las necesidades de sus contemporáneos. Un ejemplo para la mayor parte de los fieles cristianos de todos los tiempos.

Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: campitos0 Enviado: 01/09/2014 07:55
Juan de Mayorga, Beato
Mártir, 30 de agosto
 
Juan de Mayorga, Beato
Juan de Mayorga, Beato

Mártir

Martirologio Romano: Mártir, que cuando junto a sus compañeros se dirigía a las misiones del Brasil en una nave llamada «San Jacobo», fueron asaltados por piratas y, en odio a la religión católica, traspasados todos ellos con espadas y lanzas († 1570)
Hermano jesuita. Nació en San Juan de Pie del Puerto, hoy Francia, entonces España, en 1533. Vivió varios años en la capital del Reino de Aragón y fue admitido en la Compañía en 1568, a los 35 años de edad.

Con fama de “excelente pintor” dejó “algunos cuadros” en Zaragoza, y como jesuita siempre trabajó en su profesión. Aún en el mar, durante su viaje.

Al llegar a España el Padre Ignacio de Azevedo, nombrado Provincial del Brasil por el San Francisco de Borja, con la misión de reclutar jesuitas en las Provincias de España y Portugal, se le dio como compañero, en Zaragoza, en 1570, al Hermano Juan de Mayorga, navarro, de casi 38 años de edad. Y como pintor se pensó que podría adornar con sagradas imágenes los templos de las nuevas reducciones en las Indias.

Viajó al Brasil con la expedición del Padre Ignacio de Azevedo, pero en barco diferente. En la isla Madeira pidió con fervor sustituir a alguno de los que pedían cambiar de embarcación, y así pudo formar parte del grupo de los jesuitas que salían el 30 de junio de 1570 hacia las islas Canarias.

En el día del martirio, “habiendo entrado los calvinistas por el castillo de proa, el Hermano Juan de Mayorga anduvo metido entre ellos exhortando y animando a los nuestros. Y como en todo el tiempo de la pelea, nunca dejase de exhortar, como le había encargado la obediencia, con su sotana, birrete y barba bien rapada mostraba claramente ser de la Compañía de Jesús. Pero no tenía armas sino únicamente las de la Palabra de Dios y de la Fe Católica”. 

Al fin lo atacaron cinco calvinistas. Lo hirieron de mala manera en el pecho y en la espalda. Cayó moribundo al pie de una copia que él mismo había pintado del cuadro de la Virgen de Santa María la Mayor. Lo arrojaron vivo al mar.


 
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