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General: EVANGELIO DE HOY MIÉRCOLES 24 DE SEPTIEMBRE DEL 2014
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: campitos0  (Mensaje original) Enviado: 24/09/2014 13:40

 




 

 

 



Miércoles de la vigésima quinta semana del tiempo ordinario

Libro de los Proverbios 30,5-9. 
Toda palabra de Dios es acrisolada, Dios es un escudo para el que se refugia en él. 
No añadas nada a sus palabras, no sea que te reprenda y seas tenido por mentiroso. 
Hay dos cosas que yo te pido, no me la niegues antes que muera: 
aleja de mí la falsedad y la mentira; no me des ni pobreza ni riqueza, dame la ración necesaria, 
no sea que, al sentirme satisfecho, reniegue y diga: "¿Quién es el Señor?", o que, siendo pobre, me ponga a robar y atente contra el nombre de mi Dios. 



Salmo 119(118),29.72.89.101.104.163. 
Apártame del camino de la mentira, 
y dame la gracia de conocer tu ley.

Para mí vale más la ley de tus labios 
que todo el oro y la plata.

Tu palabra, Señor, permanece para siempre, 
está firme en el cielo.

Yo aparto mis pies del mal camino, 
para cumplir tu palabra.

Tus preceptos me hacen comprender: 
por eso aborrezco el camino de la mentira.

Odio y aborrezco la mentira; 
en cambio, amo tu ley.





Evangelio según San Lucas 9,1-6. 
Jesús convocó a los Doce y les dio poder y autoridad para expulsar a toda clase de demonios y para curar las enfermedades. 
Y los envió a proclamar el Reino de Dios y a sanar a los enfermos, 
diciéndoles: "No lleven nada para el camino, ni bastón, ni alforja, ni pan, ni dinero, ni tampoco dos túnicas cada uno. 
Permanezcan en la casa donde se alojen, hasta el momento de partir. 
Si no los reciben, al salir de esa ciudad sacudan hasta el polvo de sus pies, en testimonio contra ellos". 
Fueron entonces de pueblo en pueblo, anunciando la Buena Noticia y curando enfermos en todas partes.
 



 

 










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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: campitos0 Enviado: 24/09/2014 13:41

 




 

 


Miércoles de la vigésima quinta semana del tiempo ordinario

Comentario: Rev. D. Jordi CASTELLET i Sala (Sant Hipòlit de Voltregà, Barcelona, España)

Convocando Jesús a los Doce, les dio autoridad y poder sobre todos los demonios, y para curar enfermedades

Hoy vivimos unos tiempos en que nuevas enfermedades mentales alcanzan difusiones insospechadas, como nunca había habido en el curso de la historia. El ritmo de vida actual impone estrés a las personas, carrera para consumir y aparentar más que el vecino, todo ello aliñado con unas fuertes dosis de individualismo, que construyen una persona aislada del resto de los mortales. Esta soledad a la que muchos se ven obligados por conveniencias sociales, por la presión laboral, por convenciones esclavizantes, hace que muchos sucumban a la depresión, las neurosis, las histerias, las esquizofrenias u otros desequilibrios que marcan profundamente el futuro de aquella persona.

«Convocando Jesús a los Doce, les dio autoridad y poder sobre todos los demonios, y para curar enfermedades» (Lc 9,1). Males, éstos, que podemos identificar en el mismo Evangelio como enfermedades mentales.

El encuentro con Cristo, que es la Persona completa y realizada, aporta un equilibrio y una paz que son capaces de serenar los ánimos y de hacer reencontrar a la persona con ella misma, aportándole claridad y luz en su vida, bueno para instruir y enseñar, educar a los jóvenes y a los mayores, y encaminar a las personas por el camino de la vida, aquélla que nunca se ha de marchitar.

Los Apóstoles «recorrían los pueblos, anunciando la Buena Nueva» (Lc 9,6). Es ésta también nuestra misión: vivir y meditar el Evangelio, la misma palabra de Jesús, a fin de dejarla penetrar en nuestro interior. Así, poco a poco, podremos encontrar el camino a seguir y la libertad a realizar. Como ha escrito Juan Pablo II, «la paz ha de realizarse en la verdad (...); ha de hacerse en la libertad».

Que sea el mismo Jesucristo, que nos ha llamado a la fe y a la felicidad eterna, quien nos llene de su esperanza y amor, Él que nos ha dado una nueva vida y un futuro inagotable.









 
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