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General: EVANGELIO DE HOY JUEVES 16 DE OCTUBRE DEL 2014
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: campitos0  (Mensaje original) Enviado: 16/10/2014 13:32
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 Jueves de la vigésima octava semana del tiempo ordinario

Carta de San Pablo a los Efesios 1,1-10. 
Pablo, Apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, saluda a los santos que creen en Cristo Jesús. 
Llegue a ustedes la gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo. 
Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes espirituales en el cielo, 
y nos ha elegido en él, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor. 
El nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad, 
para alabanza de la gloria de su gracia, que nos dio en su Hijo muy querido. 
En él hemos sido redimidos por su sangre y hemos recibido el perdón de los pecados, según la riqueza de su gracia, 
que Dios derramó sobre nosotros, dándonos toda sabiduría y entendimiento. 
El nos hizo conocer el misterio de su voluntad, conforme al designio misericordioso que estableció de antemano en Cristo, 
para que se cumpliera en la plenitud de los tiempos: reunir todas las cosas, las del cielo y las de la tierra, bajo un solo jefe, que es Cristo. 



Salmo 98(97),1.2-3ab.3cd-4.5-6. 
Canten al Señor un canto nuevo, 
porque Él hizo maravillas: 
su mano derecha y su santo brazo 
le obtuvieron la victoria.

El Señor manifestó su victoria, 
reveló su justicia a los ojos de las naciones:
se acordó de su amor y su fidelidad
en favor del pueblo de Israel.

Los confines de la tierra han contemplado
el triunfo de nuestro Dios.
Aclame al Señor toda la tierra, 
prorrumpan en cantos jubilosos.

Canten al Señor con el arpa 
y al son de instrumentos musicales;
con clarines y sonidos de trompeta 
aclamen al Señor, que es Rey.




Evangelio según San Lucas 11,47-54. 
Dijo el Señor: 
«¡Ay de ustedes, que construyen los sepulcros de los profetas, a quienes sus mismos padres han matado! 
Así se convierten en testigos y aprueban los actos de sus padres: ellos los mataron y ustedes les construyen sepulcros. 
Por eso la Sabiduría de Dios ha dicho: Yo les enviaré profetas y apóstoles: matarán y perseguirán a muchos de ellos. 
Así se pedirá cuanta a esta generación de la sangre de todos los profetas, que ha sido derramada desde la creación del mundo: 
desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que fue asesinado entre el altar y el santuario. Sí, les aseguro que a esta generación se le pedirá cuenta de todo esto. 
¡Ay de ustedes, doctores de la Ley, porque se han apoderado de la llave de la ciencia! No han entrado ustedes, y a los que quieren entrar, se lo impiden.» 
Cuando Jesús salió de allí, los escribas y los fariseos comenzaron a acosarlo, exigiéndole respuesta sobre muchas cosas 
y tendiéndole trampas para sorprenderlo en alguna afirmación. 



 

 

 

silvia6.png picture by silvygilbert

 



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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: campitos0 Enviado: 16/10/2014 13:33


Comentario: Rev. D. Pedro-José YNARAJA i Díaz (El Montanyà, Barcelona, España)

¡(...) edificáis los sepulcros de los profetas que vuestros padres mataron!

Hoy, se nos plantea el sentido, aceptación y trato dado a los profetas: «Les enviaré profetas y apóstoles, y a algunos los matarán y perseguirán» (Lc 11,49). Son personas de cualquier condición social o religiosa, que han recibido el mensaje divino y se han impregnado de él; impulsados por el Espíritu, lo expresan con signos o palabras comprensibles para su tiempo. Es un mensaje transmitido mediante discursos, nunca halagadores, o acciones, casi siempre difíciles de aceptar. Una característica de la profecía es su incomodidad. El don resulta molesto para quien lo recibe, pues le escuece internamente, y es incómodo para su entorno, que hoy, gracias a Internet o los satélites, puede extenderse a todo el mundo.

Los contemporáneos del profeta pretenden condenarlo al silencio, lo calumnian, lo desacreditan, así hasta que muere. Llega entonces el momento de erigirle el sepulcro y de organizarle homenajes, cuando ya no molesta. No faltan actualmente profetas que gozan de fama universal. La Madre Teresa, Juan XXIII, Monseñor Romero... ¿Nos acordamos de lo que reclamaban y nos exigían?, ¿ponemos en práctica lo que nos hicieron ver? A nuestra generación se le pedirá cuentas de la capa de ozono que ha destruido, de la desertización que nuestro despilfarro de agua ha causado, pero también del ostracismo al que hemos reducido a nuestros profetas.

Todavía hay personas que se reservan para ellas el “derecho de saber en exclusiva”, que lo comparten —en el mejor de los casos— con los suyos, con aquellos que les permiten continuar aupados en sus éxitos y su fama. Personas que cierran el paso a los que intentan entrar en los ámbitos del conocimiento, no sea que tal vez sepan tanto como ellos y los adelanten: «¡Ay de vosotros, los legistas, que os habéis llevado la llave de la ciencia! No entrasteis vosotros, y a los que están entrando se lo habéis impedido» (Lc 11,52).

Ahora, como en tiempos de Jesús, muchos analizan frases y estudian textos para desacreditar a los que incomodan con sus palabras: ¿es éste nuestro proceder? «No hay cosa más peligrosa que juzgar las cosas de Dios con los discursos humanos» (San Juan Crisóstomo).



 
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