Abad
Mayo 5
El siglo VII es, sin ninguna clase de duda, el siglo de oro, en la comunidad cristiana de Mérida. Consecuentemente la vida monástica fue floreciente:
cuna de futuros prelados y cantera de santos. En tiempos del rey Leovigildo, vino de las regiones del África
a la provincia de Lusitania un abad por nombre Nancto.
Fray Justo Pérez de Urgel amplía noticias sobre este personaje y su monasterio. Por el libro de "Las Vidas de los Santos Padres de Mérida"
sabemos de su vida monástica: por una parte, su aislamiento del mundo, en especial de las mujeres,
como revela el encuentro a través del diácono Redempto en la Basílica eulaliense con la piadosa y noble viuda, llamada Eusebia,
tras mucho rogarle; por otra, su retirada a un lugar desértico con unos pocos hermanos.
Empezó a brillar por su fama de santidad debido a sus muchas virtudes.
El calendario español de Sainz de Baranda lo incluye entre los santos.