NOCHE DEL DÍA DE MUERTOS
Tras la noche tan oscura,
entre tumbas olvidadas,
salió de su sepultura
esa parca tan descarnada.
Mientras fumábase ella su tabaco
y pelaba a todos su dentadura,
les dio a los vivos un buen aplaco,
díjoles con modos y palabras duras:
-Déjense pues de tanto alaraco
que los prejuicios son sólo basura,
pues ya una vez aquí en mi saco
con la rigidez de mi atadura,
así sean panzones o flacos,
de blanca tez o de tez oscura,
de ojos café o de ojos opacos,
de gran fealdad o de gran hermosura,
con la aridez de mis arrumacos,
después de un mes en la sepultura,
así sean tal vez fresitas o nacos,
tendrán todos la misma figura.
Carlos Del Campo
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