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General: EVANGELIO DE HOY MIÉRCOLES 3 DE DICIEMBRE DE 2014
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Da: campitos0  (Messaggio originale) Inviato: 04/12/2014 00:17

Miércoles de la primera semana de Adviento

Libro de Isaías 25,6-10a. 
En aquel día: 
El Señor de los ejércitos 
ofrecerá a todos los pueblos sobre esta montaña 
un banquete de manjares suculentos, 
un banquete de vinos añejados, 
de manjares suculentos, medulosos, 
de vinos añejados, decantados. 
El arrancará sobre esta montaña 
el velo que cubre a todos los pueblos, 
el paño tendido sobre todas las naciones. 
Destruirá la Muerte para siempre; 
el Señor enjugará las lágrimas 
de todos los rostros, 
y borrará sobre toda la tierra el oprobio de su pueblo, 
porque lo ha dicho él, el Señor. 
Y se dirá en aquel día: 
"Ahí está nuestro Dios, 
de quien esperábamos la salvación: 
es el Señor, en quien nosotros esperábamos; 
¡alegrémonos y regocijémonos de su salvación!". 
Porque la mano del Señor se posará sobre esta montaña. 



Salmo 23(22),1-6. 
El Señor es mi pastor, 
nada me puede faltar.
El me hace descansar en verdes praderas, 
me conduce a las aguas tranquilas 
y repara mis fuerzas. 

Me guía por el recto sendero, por amor de su Nombre.
Aunque cruce por oscuras quebradas, no temeré ningún mal, 
porque Tú estás conmigo: 
tu vara y tu bastón me infunden confianza.

Tú preparas ante mí una mesa, 
frente a mis enemigos; 
unges con óleo mi cabeza 
y mi copa rebosa.

Tu bondad y tu gracia me acompañan 
a lo largo de mi vida; 
y habitaré en la Casa del Señor, 
por muy largo tiempo. 





Evangelio según San Mateo 15,29-37. 
Jesús llegó a orillas del mar de Galilea y, subiendo a la montaña, se sentó. 
Una gran multitud acudió a él, llevando paralíticos, lisiados, ciegos, mudos y muchos otros enfermos. Los pusieron a sus pies y él los curó. 
La multitud se admiraba al ver que los mudos hablaban, los inválidos quedaban curados, los paralíticos caminaban y los ciegos recobraban la vista. Y todos glorificaban al Dios de Israel. 
Entonces Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: "Me da pena esta multitud, porque hace tres días que están conmigo y no tienen qué comer. No quiero despedirlos en ayunas, porque podrían desfallecer en el camino". 
Los discípulos le dijeron: "¿Y dónde podríamos conseguir en este lugar despoblado bastante cantidad de pan para saciar a tanta gente?". 
Jesús les dijo: "¿Cuántos panes tienen?". Ellos respondieron: "Siete y unos pocos pescados". 
El ordenó a la multitud que se sentara en el suelo; 
después, tomó los panes y los pescados, dio gracias, los partió y los dio a los discípulos. Y ellos los distribuyeron entre la multitud. 
Todos comieron hasta saciarse, y con los pedazos que sobraron se llenaron siete canastas. 




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Da: campitos0 Inviato: 04/12/2014 00:18

Comentario: Rev. D. Joan COSTA i Bou (Barcelona, España)

‘¿Cuántos panes tenéis?’. Ellos dijeron: ‘Siete, y unos pocos pececillos’

Hoy contemplamos en el Evangelio la multiplicación de los panes y peces. Mucha gente —comenta el evangelista Mateo— «se le acercó» (Mt 15,30) al Señor. Hombres y mujeres que necesitan de Cristo, ciegos, cojos y enfermos de todo tipo, así como otros que los acompañan. Todos nosotros también tenemos necesidad de Cristo, de su ternura, de su perdón, de su luz, de su misericordia... En Él se encuentra la plenitud de lo humano.

El Evangelio de hoy nos hace caer en la cuenta, a la vez, de la necesidad de hombres que conduzcan a otros hacia Jesucristo. Los que llevan a los enfermos a Jesús para que los cure son imagen de todos aquellos que saben que el acto más grande de caridad para con el prójimo es acercarlo a Cristo, fuente de toda Vida. La vida de fe exige, pues, la santidad y el apostolado.

San Pablo exhorta a tener los mismos sentimientos de Cristo Jesús (cf. Fl 2,5). Nuestro relato muestra cómo es el corazón: «Siento compasión de la gente» (Mt 15,32). No puede dejarlos porque están hambrientos y fatigados. Cristo busca al hombre en toda necesidad y se hace el encontradizo. ¡Cuán bueno es el Señor con nosotros!; y ¡cuán importantes somos las personas a sus ojos! Sólo con pensarlo se dilata el corazón humano lleno de agradecimiento, admiración y deseo sincero de conversión.

Este Dios hecho hombre, que todo lo puede y que nos ama apasionadamente, y a quien necesitamos en todo y para todo —«sin mi no podéis nada» (Jn 15,5)— necesita, paradójicamente, también de nosotros: éste es el significado de los siete panes y los pocos peces que usará para alimentar a una multitud del pueblo. Si nos diéramos cuenta de cómo Jesús se apoya en nosotros, y del valor que tiene todo lo que hacemos para Él, por pequeño que sea, nos esforzaríamos más y más en corresponderle con todo nuestro ser.


 
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