ASÍ SOY YO, Y TÚ ¿CÓMO ERES?
No es fácil reconocer tus defectos como persona, es más, yo diría que todos hacemos examen de conciencia,
y sabemos en qué fallamos, pero pocos hacen el intento de cambiar, y soy constante en esa afirmación
porque muchas veces he hecho ese examen de conciencia y pocas veces he corregido esos errores,
a veces creo que los engrandezco más.
No es malo tener defectos, de hecho, todos los tenemos, lo malo es no corregirlos y peor aún no reconocerlos
y cuando hablo de reconocerlos no es de gritarle al mundo que los tienes, me refiero a saberlos llevar,
a convivir con ellos y a mejorarlo, digo convivir con ellos porque hay defectos que no se pueden quitar
y esos defectos que no se quitan, son los de afuera los que te hacen sentir de uno u otro modo diferente
de los demás, ya sea porque eres bajito, gordo, una nariz chata, en fin.
Los llamo defectos por qué así le llamamos a la gracia de Dios. Sí la gracias de Dios es ponerte en este mundo
de una forma u otra y esa gracia que nos parece fea… Le llamamos defecto, y después nos quejamos
porque las cosas no salen bien, y ¿cómo van a salir bien si no estás conforme con lo que Dios te ha dado…?
¿O es que a Él le agrada que desprecies el regalo de vida que te dio?
La vida de cada una de las personas de este mundo está llena de dificultades, unas más grandes que otras,
todo depende de la forma como lo veas. Todos tenemos a alguien que queremos mucho
y a alguien que no nos quiere, todos tenemos amigos, enemigos, verdaderos amigos
y otros no tan verdaderos; problemas económicos otros quizás no los tienen, en fin.
En tantas cosas nos parecemos los unos con los otros, pero lo que nos hace diferente
es la forma de ver la vida y como la enfrentamos y eso está en ti.
No mires tus defectos como un defecto, míralos como una invitación a ti mismo y a los demás de mejorar.
Recuerda, el que escribe estas líneas es un ser humano como tú, quizás con más problemas que tú,
con más defectos que tú, pero con las mismas ganas que tienes tú, de querer ser mejor.
D/A
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