LA PRISA, NUESTRA ENEMIGA.
En cierta ocasión un padre preguntó al rector de una Universidad
si el plan de estudios no podía simplificarse, a fin de permitirle a
su hijo concluirlo "por medios más rápidos."
-"Ciertamente- respondió el rector- pero todo depende de lo que usted
pretenda hacer de su hijo.
A un roble le toma cien años crecer.
A una calabaza le bastan dos meses."
La naturaleza suministra suficientes indicios de que nuestro ritmo
apresurado no es natural.
Cuando uno abandona la ciudad y camina entre los árboles que crecen
lentamente y las montañas silenciosas, uno absorbe un poco de la calma
y tranquilidad de la naturaleza.
El sol se tomará siempre el tiempo que necesite para salir y para ponerse.
No se le puede apresurar.
Paciencia no significa pasividad, es decir, esperar que todas las cosas
se nos den hechas. Es mas bien el principio de comenzar anticipadamente
y tomarse el tiempo que uno requiera para hacer las cosas.
Las mejores cosas de la vida no pueden apresurarse.
Harold Kohn
|