Viernes de la segunda semana del tiempo ordinario
Carta a los Hebreos 8,6-13.
Hermanos:
Cristo ha recibido un ministerio muy superior, porque es el mediador de una
Alianza más excelente, fundada sobre promesas mejores.
Porque si esta primera Alianza hubiera sido perfecta, no habría sido necesario
sustituirla por otra.
En cambio, Dios hizo al pueblo este reproche: Llegarán los días -dice el Señor- en
que haré una Nueva Alianza con la casa de Israel y la casa de Judá, no como aquella
que hice con sus padres el día en que los tomé de la mano para sacarlos de Egipto.
Ya que ellos no permanecieron fieles a mi Alianza, yo me despreocupé de ellos -dice
el Señor- :
Y ésta es la Alianza que estableceré con la casa de Israel después de aquellos días
-dice el Señor- : Pondré mis leyes en su conciencia, las grabaré en su corazón; yo
seré su Dios y ellos serán mi Pueblo.
Entonces nadie tendrá que instruir a su compatriota ni a su hermano, diciendo:
"Conoce al Señor"; porque todos me conocerán, desde el más pequeño al más grande.
Porque yo perdonaré sus iniquidades y no me acordaré más de sus pecados.
Al hablar de una Nueva Alianza, Dios declara anticuada la primera, y lo que es
viejo y anticuado está a punto de desaparecer.
Salmo 85(84),8.10.11-12.13-14.
¡Manifiéstanos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación!
Su salvación está muy cerca de sus fieles,
y la Gloria habitará en nuestra tierra.
El Amor y la Verdad se encontrarán,
la Justicia y la Paz se abrazarán;
la Verdad brotará de la tierra
y la Justicia mirará desde el cielo.
El mismo Señor nos dará sus bienes
y nuestra tierra producirá sus frutos.
La Justicia irá delante de él,
y la Paz, sobre la huella de sus pasos.
Evangelio según San Marcos 3,13-19.
Jesús subió a la montaña y llamó a su lado a los que quiso. Ellos fueron hacia él,
y Jesús instituyó a doce para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar
con el poder de expulsar a los demonios.
Así instituyó a los Doce: Simón, al que puso el sobrenombre de Pedro;
Santiago, hijo de Zebedeo, y Juan, hermano de Santiago, a los que dio el nombre
de Boanerges, es decir, hijos del trueno; luego, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo,
Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Tadeo, Simón, el Cananeo, y Judas Iscariote,
el mismo que lo entregó.