Página principal  |  Contacto  

Correo electrónico:

Contraseña:

Registrarse ahora!

¿Has olvidado tu contraseña?

NUESTRO MUNDO
 
Novedades
  Únete ahora
  Panel de mensajes 
  Galería de imágenes 
 Archivos y documentos 
 Encuestas y Test 
  Lista de Participantes
 ☼General☼ 
 ☼Normas d Nuestro Mundo☼ 
 ☼Oremos☼ 
 ☼Nuestra Capilla☼ 
 ☼Cumpleaños☼ 
 ☼Reflexiones☼ 
 ☼Poesías y Poemas☼ 
 ☼A cocinar!!☼ 
 ☼Ofrecimientos de firmas☼ 
 ☼Retirar firmas☼ 
 ☼Grupos Amigos☼ 
 Rincón de Juanito (Sus Rutas Antiguas) 
 
 
  Herramientas
 
General: EVANGELIO DE HOY MARTES 3 DE FEBRERO DEL 2015
Elegir otro panel de mensajes
Tema anterior  Tema siguiente
Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: campitos0  (Mensaje original) Enviado: 03/02/2015 22:23
Imagen1_1x1-14.gif picture by hochie2005


 

 

 Martes de la cuarta semana del tiempo ordinario

Carta a los Hebreos 12,1-4. 
Hermanos: 
Ya que estamos rodeados de una verdadera nube de testigos, despojémonos

de todo lo que nos estorba, en especial del pecado, que siempre nos asedia,

y corramos resueltamente al combate que se nos presenta. 
Fijemos la mirada en el iniciador y consumador de nuestra fe, en Jesús, el cual,

en lugar del gozo que se le ofrecía, soportó la cruz sin tener en cuenta la infamia,

 y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. 
Piensen en aquel que sufrió semejante hostilidad por parte de los pecadores,

y así no se dejarán abatir por el desaliento. 
Después de todo, en la lucha contra el pecado, ustedes no han resistido

todavía hasta derramar su sangre. 



Salmo 22(21),26b-28.30abcd.31b-32. 
Cumpliré mis votos delante de los fieles:
los pobres comerán hasta saciarse 
y los que buscan al Señor lo alabarán. 
¡Que sus corazones vivan para siempre!

Todos los confines de la tierra 
se acordarán y volverán al Señor; 
todas las familias de los pueblos 
se postrarán en su presencia.

Todos los que duermen en el sepulcro
se postrarán en su presencia;
todos los que bajaron a la tierra
doblarán la rodilla ante Él.

Hablarán del Señor a la generación futura,
anunciarán su justicia 
a los que nacerán después, 
porque esta es la obra del Señor.





Evangelio según San Marcos 5,21-43. 
Cuando Jesús regresó en la barca a la otra orilla, una gran multitud

se reunió a su alrededor, y él se quedó junto al mar. 
Entonces llegó uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, se arrojó

a sus pies, rogándole con insistencia: "Mi hijita se está muriendo; ven a imponerle

 las manos, para que se cure y viva". 
Jesús fue con él y lo seguía una gran multitud que lo apretaba por todos lados. 
Se encontraba allí una mujer que desde hacía doce años padecía de hemorragias. 
Había sufrido mucho en manos de numerosos médicos y gastado todos sus

bienes sin resultado; al contrario, cada vez estaba peor. 
Como había oído hablar de Jesús, se le acercó por detrás, entre la multitud, y tocó

su manto, porque pensaba: "Con sólo tocar su manto quedaré curada". 
Inmediatamente cesó la hemorragia, y ella sintió en su cuerpo que estaba curada

de su mal. 
Jesús se dio cuenta en seguida de la fuerza que había salido de él, se

dio vuelta y, dirigiéndose a la multitud, preguntó: "¿Quién tocó mi manto?". 
Sus discípulos le dijeron: "¿Ves que la gente te aprieta por todas partes y preguntas

quién te ha tocado?". 
Pero él seguía mirando a su alrededor, para ver quién había sido. 
Entonces la mujer, muy asustada y temblando, porque sabía bien lo que le había

ocurrido, fue a arrojarse a sus pies y le confesó toda la verdad. 
Jesús le dijo: "Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz, y queda curada de tu enfermedad". 
Todavía estaba hablando, cuando llegaron unas personas de la casa del jefe de la

sinagoga y le dijeron: "Tu hija ya murió; ¿para qué vas a seguir molestando

al Maestro?". 
Pero Jesús, sin tener en cuenta esas palabras, dijo al jefe de la sinagoga:

"No temas, basta que creas". 
Y sin permitir que nadie lo acompañara, excepto Pedro, Santiago y Juan,

el hermano de Santiago, 
fue a casa del jefe de la sinagoga. Allí vio un gran alboroto, y gente que

 lloraba y gritaba. 
Al entrar, les dijo: "¿Por qué se alborotan y lloran? La niña no está muerta,

sino que duerme". 
Y se burlaban de él. Pero Jesús hizo salir a todos, y tomando consigo al

padre y a la madre de la niña, y a los que venían con él, entró donde

ella estaba. 
La tomó de la mano y le dijo: "Talitá kum", que significa: "¡Niña, yo

te lo ordeno, levántate". 
En seguida la niña, que ya tenía doce años, se levantó y comenzó a caminar.

Ellos, entonces, se llenaron de asombro, 
y él les mandó insistentemente que nadie se enterara de lo sucedido.

Después dijo que le dieran de comer. 


 

 

 

 


 
 

Imagen1_3x1-17.gif picture by hochie2005


Primer  Anterior  2 a 3 de 3  Siguiente   Último  
Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: campitos0 Enviado: 03/02/2015 22:24

Comentario: Rev. D. Francesc PERARNAU i Cañellas (Girona, España)

Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu enfermedad

Hoy el Evangelio nos presenta dos milagros de Jesús que nos hablan de la fe de dos personas bien distintas. Tanto Jairo —uno de los jefes de la sinagoga— como aquella mujer enferma muestran una gran fe: Jairo está seguro de que Jesús puede curar a su hija, mientras que aquella buena mujer confía en que un mínimo de contacto con la ropa de Jesús será suficiente para liberarla de una enfermedad muy grave. Y Jesús, porque son personas de fe, les concede el favor que habían ido a buscar.

La primera fue ella, aquella que pensaba que no era digna de que Jesús le dedicara tiempo, la que no se atrevía a molestar al Maestro ni a aquellos judíos tan influyentes. Sin hacer ruido, se acerca y, tocando la borla del manto de Jesús, “arranca” su curación y ella enseguida lo nota en su cuerpo. Pero Jesús, que sabe lo que ha pasado, no la quiere dejar marchar sin dirigirle unas palabras: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu enfermedad» (Mc 5,34).

A Jairo, Jesús le pide una fe todavía más grande. Como ya Dios había hecho con Abraham en el Antiguo Testamento, pedirá una fe contra toda esperanza, la fe de las cosas imposibles. Le comunicaron a Jairo la terrible noticia de que su hijita acababa de morir. Nos podemos imaginar el gran dolor que le invadiría en aquel momento, y quizá la tentación de la desesperación. Y Jesús, que lo había oído, le dice: «No temas, solamente ten fe» (Mc 5,36). Y como aquellos patriarcas antiguos, creyendo contra toda esperanza, vio cómo Jesús devolvía la vida a su amada hija.

Dos grandes lecciones de fe para nosotros. Desde las páginas del Evangelio, Jairo y la mujer que sufría hemorragias, juntamente con tantos otros, nos hablan de la necesidad de tener una fe inconmovible. Podemos hacer nuestra aquella bonita exclamación evangélica: «Creo, Señor, ayuda mi incredulidad» (Mc 9,24).

Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: DULCEPOEMA Enviado: 18/02/2015 06:20


 
©2024 - Gabitos - Todos los derechos reservados