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General: EVANGELIO DE HOY VIERNES 20 DE MARZO DEL 2015
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De: campitos0 (Mensaje original) |
Enviado: 20/03/2015 21:38 |
Viernes de la cuarta semana de Cuaresma
Libro de la Sabiduría 2,1a.12-22. Los impíos se dicen entre sí, razonando equivocadamente: «Tendamos trampas al justo, porque nos molesta y se opone a nuestra manera de obrar; nos echa en cara las transgresiones a la Ley y nos reprocha las faltas contra la enseñanza recibida. El se gloría de poseer el conocimiento de Dios y se llama a sí mismo hijo del Señor. Es un vivo reproche contra nuestra manera de pensar y su sola presencia nos resulta insoportable, porque lleva una vida distinta de los demás y va por caminos muy diferentes. Nos considera como algo viciado y se aparta de nuestros caminos como de las inmundicias. El proclama dichosa la suerte final de los justos y se jacta de tener por padre a Dios. Veamos si sus palabras son verdaderas y comprobemos lo que le pasará al final. Porque si el justo es hijo de Dios, él lo protegerá y lo librará de las manos de sus enemigos. Pongámoslo a prueba con ultrajes y tormentos, para conocer su temple y probar su paciencia. Condenémoslo a una muerte infame, ya que él asegura que Dios lo visitará.» Así razonan ellos, pero se equivocan, porque su malicia los ha enceguecido. No conocen los secretos de Dios, no esperan retribución por la santidad, ni valoran la recompensa de las almas puras.
Salmo 34(33),17-18.19-20.21.23. El Señor rechaza a los que hacen el mal para borrar su recuerdo de la tierra. Cuando ellos claman, el Señor los escucha y los libra de todas sus angustias.
El Señor está cerca del que sufre y salva a los que están abatidos. El justo padece muchos males, pero el Señor lo libra de ellos.
El cuida todos sus huesos, no se quebrará ni uno solo. El Señor rescata a sus servidores, y los que se refugian en él no serán castigados.
Evangelio según San Juan 7,1-2.10.25-30. Jesús recorría la Galilea; no quería transitar por Judea porque los judíos intentaban matarlo. Se acercaba la fiesta judía de las Chozas, Sin embargo, cuando sus hermanos subieron para la fiesta, también él subió, pero en secreto, sin hacerse ver. Algunos de Jerusalén decían: "¿No es este aquel a quien querían matar? ¡Y miren cómo habla abiertamente y nadie le dice nada! ¿Habrán reconocido las autoridades que es verdaderamente el Mesías? Pero nosotros sabemos de dónde es este; en cambio, cuando venga el Mesías, nadie sabrá de dónde es". Entonces Jesús, que enseñaba en el Templo, exclamó: "¿Así que ustedes me conocen y saben de dónde soy? Sin embargo, yo no vine por mi propia cuenta; pero el que me envió dice la verdad, y ustedes no lo conocen. Yo sí lo conozco, porque vengo de él y es él el que me envió". Entonces quisieron detenerlo, pero nadie puso las manos sobre él, porque todavía no había llegado su hora.
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Comentario: Fr. Matthew J. ALBRIGHT (Andover, Ohio, Estados Unidos)
«Nadie le echó mano, porque todavía no había llegado su hora»
Hoy, el Evangelio nos permite contemplar la confusión que surgió sobre la identidad y la misión de Jesucristo. Cuando la gente es puesta cara a cara ante Jesús, hay malentendidos y presunciones acerca de quién es Él, cómo en Él se cumplen o no las profecías del Antiguo Testamento y sobre lo que Él realizará. Las suposiciones y los prejuicios conducen a la frustración y a la ira. Esto ha sido así siempre: la confusión alrededor de Cristo y de la enseñanza de la Iglesia despierta controversia y división religiosa. ¡El rebaño se dispersa si las ovejas no reconocen a su pastor!
La gente dice: «Éste sabemos de dónde es, mientras que, cuando venga el Cristo, nadie sabrá de dónde es» (Jn 7,27), y concluyen que Jesús no puede ser el Mesías porque Él no responde a la imagen del “Mesías” en la que ellos habían sido instruidos. Por otra parte, saben que los Príncipes de los Sacerdotes quieren matarle, pero al mismo tiempo ven que Él se mueve libremente sin ser arrestado. De manera que se preguntan si quizá las autoridades «habrán reconocido de veras que éste es el Cristo» (Jn 7,26).
Jesús ataja la confusión identificándose Él mismo como el enviado por el que es “veraz” (cf. Jn 7,28). Cristo es consciente de la situación, tal como lo retrata Juan, y nadie le echa mano porque todavía no le ha llegado la hora de revelar plenamente su identidad y misión. Jesús desafía las expectativas al mostrarse, no como un líder conquistador para derrocar la opresión romana, sino como el “Siervo Sufriente” de Isaías.
El Papa Francisco escribió: «La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús». Es urgente que nosotros ayudemos a cada uno a ir más allá de las suposiciones y prejuicios sobre quién es Jesús y qué es la Iglesia, y a la vez facilitarles el encuentro con Jesús. Cuando una persona llega a saber quién es realmente Jesús, entonces abundan la alegría y la paz.
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