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General: EVANGELIO DE HOY DOMINGO 17 DE MAYO DEL 2015
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Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: campitos0  (Mensaje original) Enviado: 19/05/2015 12:02

 

 

Solemnidad de la Ascensión del Señor

Libro de los Hechos de los Apóstoles 1,1-11. 
En mi primer Libro, querido Teófilo, me referí a todo lo que hizo y enseñó Jesús, desde el comienzo, 
hasta el día en que subió al cielo, después de haber dado, por medio del Espíritu Santo, sus últimas instrucciones a los Apóstoles que había elegido. 
Después de su Pasión, Jesús se manifestó a ellos dándoles numerosas pruebas de que vivía, y durante cuarenta días se les apareció y les habló del Reino de Dios. 
En una ocasión, mientras estaba comiendo con ellos, les recomendó que no se alejaran de Jerusalén y esperaran la promesa del Padre: "La promesa, les dijo, que yo les he anunciado. 
Porque Juan bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en el Espíritu Santo, dentro de pocos días". 
Los que estaban reunidos le preguntaron: "Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?". 
El les respondió: "No les corresponde a ustedes conocer el tiempo y el momento que el Padre ha establecido con su propia autoridad. 
Pero recibirán la fuerza del Espíritu Santo que descenderá sobre ustedes, y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra". 
Dicho esto, los Apóstoles lo vieron elevarse, y una nube lo ocultó de la vista de ellos. 
Como permanecían con la mirada puesta en el cielo mientras Jesús subía, se les aparecieron dos hombres vestidos de blanco, 
que les dijeron: "Hombres de Galilea, ¿por qué siguen mirando al cielo? Este Jesús que les ha sido quitado y fue elevado al cielo, vendrá de la misma manera que lo han visto partir". 



Salmo 47(46),2-3.6-9. 
Aplaudan, todos los pueblos, 
aclamen al Señor con gritos de alegría;
porque el Señor, el Altísimo, es temible, 
es el soberano de toda la tierra.

El Señor asciende entre aclamaciones, 
asciende al sonido de trompetas.
Canten, canten a nuestro Dios, canten, 
canten a nuestro Rey.

El Señor es el Rey de toda la tierra, 
cántenle un hermoso himno.
El Señor reina sobre las naciones 
el Señor se sienta en su trono sagrado.




Carta de San Pablo a los Efesios 4,1-13. 
Hermanos: 
Yo, que estoy preso por el Señor, los exhorto a comportarse de una manera digna de la vocación que han recibido. 
Con mucha humildad, mansedumbre y paciencia, sopórtense mutuamente por amor. 
Traten de conservar la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz. 
Hay un solo Cuerpo y un solo Espíritu, así como hay una misma esperanza, a la que ustedes han sido llamados, de acuerdo con la vocación recibida. 
hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo. 
Hay un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, lo penetra todo y está en todos. 
Sin embargo, cada uno de nosotros ha recibido su propio don, en la medida que Cristo los ha distribuido. 
Por eso dice la Escritura: Cuando subió a lo alto, llevó consigo a los cautivos y repartió dones a los hombres. 
Pero si decimos que subió, significa que primero descendió a las regiones inferiores de la tierra. 
El que descendió es el mismo que subió más allá de los cielos, para colmar todo el universo. 
El comunicó a unos el don de ser apóstoles, a otros profetas, a otros predicadores del Evangelio, a otros pastores o maestros. 
Así organizó a los santos para la obra del ministerio, en orden a la edificación del Cuerpo de Cristo, 
hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, al estado de hombre perfecto y a la madurez que corresponde a la plenitud de Cristo. 



Evangelio según San Marcos 16,15-20. 
Entonces les dijo: "Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación." 
El que crea y se bautice, se salvará. El que no crea, se condenará. 
Y estos prodigios acompañarán a los que crean: arrojarán a los demonios en mi Nombre y hablarán nuevas lenguas; 
podrán tomar a las serpientes con sus manos, y si beben un veneno mortal no les hará ningún daño; impondrán las manos sobre los enfermos y los curarán". 
Después de decirles esto, el Señor Jesús fue llevado al cielo y está sentado a la derecha de Dios. 
Ellos fueron a predicar por todas partes, y el Señor los asistía y confirmaba su palabra con los milagros que la acompañaban.
 

 

 

 



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Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: campitos0 Enviado: 19/05/2015 12:03

Comentario: Fray Lluc TORCAL Monje del Monasterio de Sta. Mª de Poblet (Santa Maria de Poblet, Tarragona, España)

El Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al cielo y se sentó a la diestra de Dios

Hoy en esta solemnidad, se nos ofrece una palabra de salvación como nunca la hayamos podido imaginar. El Señor Jesús no solamente ha resucitado, venciendo a la muerte y al pecado, sino que, además, ¡ha sido llevado a la gloria de Dios! Por esto, el camino de retorno al Padre, aquel camino que habíamos perdido y que se nos abría en el misterio de Navidad, ha quedado irrevocablemente ofrecido en el día de hoy, después que Cristo se haya dado totalmente al Padre en la Cruz.

¿Ofrecido? Ofrecido, sí. Porque el Señor Jesucristo, antes de ser llevado al cielo, ha enviado a sus discípulos amados, los Apóstoles, a invitar a todos los hombres a creer en Él, para poder llegar allá donde Él está. «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará» (Mc 16,15-16).

Esta salvación que se nos da consiste, finalmente, en vivir la vida misma de Dios, como nos dice el Evangelio según san Juan: «Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesucristo» (Jn 17,3).

Pero aquello que se da por amor ha de ser aceptado en el amor para poder ser recibido como don. Jesucristo, pues, a quien no hemos visto, quiere que le ofrezcamos nuestro amor a través de nuestra fe, que recibimos escuchando la palabra de sus ministros, a quienes sí podemos ver y sentir. «Nosotros creemos en aquel que no hemos visto. Lo han anunciado aquellos que le han visto. (...) Quien ha prometido es fiel y no engaña: no faltes en tu confianza, sino espera en su promesa. (...) ¡Conserva la fe!» (San Agustín). Si la fe es una oferta de amor a Jesucristo, conservarla y hacerla crecer hace que aumente en nosotros la caridad.

¡Ofrezcamos, pues, al Señor nuestra fe!

Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: campitos0 Enviado: 19/05/2015 12:04


 
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