También podemos contarla a quienes creen que ya lo tienen todo porque no sufren necesidades ya que por sus medios han logrado un buen pasar económico y eso les es suficiente y nada más les hace falta.
A quienes sienten que son autosuficientes y jamás les será necesario pedir ayuda ya que siempre se las arreglan por si solos.
Es para los que se dan cuentan que han perdido el rumbo y sienten que bajo sus pies hay un vacío y que en cualquier momento van a caer en èl sin remedio y ya no habrá solución para ellos.
O al señor tan bueno, tan bueno, que decimos, ya se ganó el cielo de bueno que es.
En realidad es una historia de amor tan hermosa que es para todos, y tú y yo que la hemos vivido tenemos que contarla, porque es necesario que todos la conozcan, la oigan o la lean y puedan disfrutarla, vivirla y contarla a otros.
Pero bueno... mejor vamos con la más grande historia de amor.
Comienza de esta manera:
He aqui, yo estoy a la puerta y llamo..
Al sentir ese llamado algo se quebró dentro de mí, sentí un impulso irresistible de responder, pero me contuve. ¿Qué le diré?, pensé..y luego escuché calladamente mientras recordaba… yo ya había oído antes esa voz, pero hice como que no la escuché y seguí mi camino disimuladamente.
¡¡Qué mal estuve con él!!
Los recuerdos se agolpaban en mi mente, recordé que una mañana me llamaba insistentemente pero yo estaba tan ocupada con mis cosas, no tenía tiempo para Él.
Pero insistia...
-Si oye mi voz y me abre entraré...
Esa voz tan dulce me llamaba con tanto amor, me di cuenta que aún estaba ahí, esperando, mi corazón latía con fuerza, sentía que éste era el momento. Ya no tenía excusas. Además noté en su voz que me amaba y mucho.
¡¡Sí, de pronto comprendí cuanto me amaba!!
¡¡Una y otra vez me había buscado!! Tenía que abrir, sino no iba a entrar ¿y si fuera esta la ultima vez que
me buscaba?
Lo necesitaba. ¡Nadie me amaría tanto! Y volví a escuchar su voz ¡Cuánta paciencia tenía!
_ Si me abres entraré y cenaremos juntos.
Ya no pude contenerme, necesitaba conocer a quien tanto me amó, pedirle perdón por todas las veces que lo había dejado fuera, lo había ignorado y ofendido.
Al fin abrí la puerta, caí rendida a sus pies.
Él me escuchó, me comprendió, me perdonó y luego cenamos juntos.
Una nueva vida empezó para mí, pude entender su gran amor por mí. ¡ No lo merecía pero de todos modos Jesús siempre me había amado... ¡y yo no lo comprendia y yo una y otra vez lo rechazaba!
¡Gracias, muchas gracias Señor por tu maravilloso amor! ¡Por quedarte en la puerta aunque yo no la abría!
¡Por esperarme pacientemente sin dejar de amarme!
Quiero contarle a todos la hermosa historia de amor que me permites vivir.
Tal vez Él esta a la puerta de tu corazón ahora, ¡ábrele!
Déjalo entrar, Él te ama, tú puedes vivir tambien esta historia de amor, solo debes abrir tu corazon reconocer su amor y el entrará y cenará contigo!
(Apocalipsis 3:20)