ALMÍBAR EN TU PIEL
Sabor de tí y de tu piel, amada,
en el puro roce de ese juego,
y el cruce de miradas, al que entrego
todo el vigor de mi alma.
Minuto en el que, apasionada,
el alma se me quema en ese fuego,
que arde en un instante; y luego
se remonta, amor, a tu morada.
Almíbar en tu piel, del que yo bebo,
sediento de tí y de tu efluvio;
¡qué vértigo en la altura de tu seda!
Aroma tuyo en el que me embebo
el cosmos de mi ser; en el diluvio
de emociones, mi corazón se queda.
Autor: A. Amado