Calma y Silencio...
En aquel tiempo eran muchos los que se retiraban
a la soledad de los montes a meditar y eran muchos
los que en el silencio de los volcanes nevados
y de los pequeños valles ocultos, se buscaban a sí mismos.
Pero Quetzacóatl les decía:
Aquellos que buscan el Silencio en la calma nunca
lo encontrarán desnudo. Para desnudarlo
hay que buscarlo entre el bullicio.
Díganme: ¿De qué sirve a un corazón
tener calma en medio de la soledad?.
¿A poco no es como la calma que tiene un
lago estancado en un valle?.
Mas, ¡Que grande es un corazón cuando en
medio de las dificultades y los
problemas conserva la calma
y se viste con el Silencio!.
Es como el torrente que resbala sereno por
la ladera de la montaña. Algunos van
a lugares donde lo más que les molesta es el
canto de un pajarillo o el sonido que
arranca el viento a las hojas de los árboles.
Y piensan: Estoy tranquilo y sereno en este lugar,
ya he alcanzado la calma y el Silencio
es amigo de mi corazón.
Pero cuando vienen al bullicio,
sus pulsos se agitan y sus corazones se alteran,
y sus pensamientos chocan con
violencia en sus frentes,
y yo les preguntaría:
¿Dónde guardaron la calma?,
¿qué morada le prepararon en sus