Calle vacía
Se van mis pies, se van por tu sendero,
se van y yo les sigo;
me tienen prisionero,
me llevan donde yo estuve contigo.
Y ya no estás allí,
pero ellos quieren
pisar de nuevo el suelo en que ofrecí
cuanto te pude dar. Quienes me vieren
han de pensar que llevo un objetivo
de definida urgencia,
tal vez observen mi ademán esquivo,
o tal vez mi actitud de indiferencia.
Pero es que al verte ausente estoy ausente,
despojada de todo, desvalida,
perdida entre la gente,
hundida en mí desde tu despedida.
Y no me siento dueña de mis pasos,
ni absorbo las imágenes que veo,
ni tengo amaneceres, sólo ocasos,
ni tu espejo me ve ni en ti me leo.
Me has arrancado el alma, el pensamiento;
mi voluntad no tiene
ni fuerza ni propósito, y presiento
que es la tuya quizá que me sostiene.
Y así llegué a la esquina,
ignorante o confusa de razones,
y al no hallarte, sentí una nueva espina
rasgándome en jirones.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO