MI VIDA ENTRE TUS MANOS
¿Cómo quieres que deje mi vida entre tus manos y mi jardín de sueños y mi luna y mi rosa? ¿Cómo quieres ponerle orillas a este río que corre libre y ancho desde que yo naciera?
Me brindas una dulce esclavitud antigua, dentro de tu palacio con su escudo y su torre, y lo que necesito es un campo de trigo por donde se revuelque mi verso desbocado.
Quieres que esté pendiente de tu traje de novia, de tu escote redondo y tus manos sin sangre, de las rancias visitas que vienen a tu casa y de la barahúnda de tus antepasados.
Y yo estoy con mi nardo, con mi copla y mi vino, con la muchacha alegre que vende las naranjas, con el niño pequeño que pide la limosna, y con el árbol que da sombra a los pájaros libres.
Estaría una semana besándote la mano, elogiando marfiles y mirando vitrinas, y de pronto, una noche, llegaría mi viento a romper miniaturas y abanicos de encaje.
Mi verso es como un toro colorado y terrible que no aguanta ni el hierro de la ganadería, y que lo mismo baja a beber al arroyo, que anda leguas y leguas hasta encontrar los mares.
Yo vivo en una choza de cartón y de nubes, con un pino y un monte y un aljibe de sueños. Cuando quiero un castillo, me vuelvo medio loco y arquitecto de luna, lo construyo en el aire.
Rafael de Leon
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