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General: SANTORAL DE HOY VIERNES 18 DE DICIEMBRE DEL 2015
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De: campitos0 (Mensaje original) |
Enviado: 18/12/2015 22:05 |
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Flavio (o Flavito), Santo
Eremita, 18 de diciembre
Por: P. Felipe Santos | Fuente: Catholic.net
Eremita
Etimológicamente significa “amarillo”. Viene de la lengua latina.
Nació en Lombardía y murió al final del siglo VI en san Flavy.
Nos encontramos en una época de guerras entre los Lombardos y los Francos.
Por lo visto, Flavio fue llevado como prisionero por los Francos a Italia. (553) o bien lo abandonaron los Lombardos en Champagne (568).
Dicen que lo compró como esclavo un señor por unas monedas, equivalentes al precio de un caballo.
Flavio se casó con una de sus esclavas y lo nombró capataz de sus territorios.
Como era un mozo guapo, la mujer de su dueño se enamoró de él y le hizo proposiciones.
Como era un cristiano lleno de virtud y de fe en Cristo, rechazó todas las malas intenciones de su dueña.
Esta, ofendida por su negativa, le dijo a su marido que Flavio había intentado violarla. El marido, que conocía la virtud del joven, lo que hizo fue vigilar a su mujer.
Otra mentira que le echó a su marido fue que el joven le robaba sus bienes. El dueño comprobó que el joven trabajaba mucho y de lo que le sobraba se lo daba a los pobres.
Viendo que eran tan buenos, el buen señor – para evitar males mayores – le indicó a Flavio que entrara en un monasterio y su mujer en otro.
Más que monasterios lo que buscaban eran lugares en los que vivir tranquilos. Y para esto, nada mejor que las emitas que estaban cerca de la propiedad del señor, lo que es hoy san Flavy, en el cantón de Macilly-le-Hayer.
¡Felicidades a quien lleve este nombre!
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La Expectación del Parto Nuestra Señora de la Expectación
El gozo esperanzado que poseyó Santa María por el futuro próximo de su parto.
Por: . | Fuente: Archidiócesis de Madrid
Cuando se espera algún acontecimiento importante que trae consigo tristeza y pena la reacción espontánea de la persona normal es de temor acompañado a veces por la congoja y angustia que tiende a aumentarse por la fantasía ante la consideración de los males futuros previsibles. Cuando por el contrario se prevé la llegada de un bien que tiene una entidad considerable se vive en una espera atenta y presurosa que va desde el anhelo y la ansiedad hasta la euforia acompañada de una prisa impaciente. A mayor mal futuro, más miedo; a mejor bien futuro, más esperanza gozosa.
Algo de esto pasó al Pueblo de Israel que conocía su carácter de transitoriedad funcional, al menos en los círculos más creyentes o especializados en la espiritualidad premesiánica. El convencimiento de que la llegada del Mesías Salvador era inminente hizo que muchos judíos piadosos vivieran en una tensión de anhelo creciente —basta pensar en el anciano Simeón— hasta poder descubrir en Jesús al Mesías que se había prometido a la humanidad desde los primeros tiempos posteriores al Pecado. Era todo un Adviento.
Y como el Mesías llega por la Madre Virgen, es imposible preparar la Navidad prescindiendo de la contemplación del indecible gozo esperanzado que poseyó Santa María por el futuro próximo inmediato de su parto. Eso es lo que se quiere expresar con "La Expectación del Parto", o "El día de Santa María" como se le llamó también en otro tiempo, o "Nuestra Señora de la O" como popularmente también se le denomina hoy.
Fue en España, concretamente en Toledo, en el décimo concilio que se celebró en el año 656, siendo S. Eugenio III el obispo de aquella sede y que posteriormente un muy devoto de la Virgen María —San Ildefonso- se tomó bastante en serio propagar.
La intuición del pueblo denominando a la expectante Doncella joven "Virgen de la O" está basada en la directa contemplación de las obras pictóricas o esculturales que presentan piadosamente la natural redondez abultada de la Virgen grávida.
El origen del título es no obstante más espiritual, más fino, más litúrgico y menos somático. Tiene su origen en que las antífonas marianas del rezo de vísperas comienzan con la O: O Sapientia, O Adonai, O Enmanuel... veni!
Se me ocurre advertir una vez más que tienen un notable valor catequético las dignas representaciones de los misterios de la fe, y que, en ocasiones, enseñan al pueblo sencillo más que los libros y la misma liturgia. Es bueno tenerlo en cuenta a la hora de atender las peticiones de las modas iconoclastas que a temporadas van vienen por las iglesias.
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Oración
Ruega por nosotros, Madre de la Iglesia. Virgen del Adviento, esperanza nuestra,
de Jesús la aurora, del cielo la puerta. Madre de los hombres, de la mar estrella,
llévanos a Cristo, danos sus promesas.
Eres, Virgen Madre, la de gracia llena, del Señor la esclava, del mundo la Reina.
Alza nuestros ojos, hacia tu belleza.
¡Amén!
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