MADRE
¡Oh, templo augusto del amor! Tu nombre
es emblema de paz y de consuelo
Eres luz en la Tierra y en el Cielo,
vida y calor y aliento para el hombre.
Árbol eres munífico y fecundo
que solo vive para dar la vida;
hasta del mismo Dios fuiste escogida
para encarnar al Redentor del Mundo.
Sin ti la Creación no comprendiera
porque eres alma, corazón y esencia, fuerza y virtud.
La humanidad entera
debe llevar muy honda en la conciencia
que sin tu amor, oh Madre, no pudiera
con el peso fatal de la existencia.
MARCO A. FERRER
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