Primero es lo primero. No en vano el salmista expresaba el
exhorto de "Aquietaos y sabed que YO SOY Dios". Si bien la necesidad de
aquiertarse es tema de muchos discursos y conferencias, y constituye el anhelo
de muchos, en la generalidad de los casos se constituye en una "esperanza de los
labios para afuera". Digo esto considerando la actitud que asumen muchos
asistentes a los múltiples seminarios de Meditación Práctica que se imparten,
cuando manifiestan algunos meses después que "ya no tienen tiempo para meditar"
o que "se les olvida hacerlo". Con la diplomacia que lo caracteriza (???), EL
MORYA nos ofrece a continuación la siguiente consideración sobre la necesidad de
aquietarse, como algo de cualidad indispensable en el Sendero Espiritual [tomado
de "Diario de El Puente a la Libertad-EL MORYA"]:
LA NECESIDAD DE
AQUIETARSE
(Enero de
1956)
El sometimiento del hombre a las
demandas y apetitos de sus cuerpos inferiores, y su casi hipnótica certeza de
que sus demandas, "soplos" [promptings] y apetitos son apremios de la Presencia
Interna, retrasan su contacto con esa Presencia y su reconocimiento correcto e
imparcial de las indicaciones que de Ella vienen. Actualmente, Nuestro empeño
consiste en purificar, disciplinar y relegar estos vehículos (a través de los
cuales el alma procura lograr la redención) al puesto que les corresponde como
SIRVIENTES de la "Presencia YO SOY". El aquietamiento de las energías del cuerpo
mental, el aquietamiento del embravecido mar del mundo emocional, el negarse a
permitir que el cuerpo etérico conjure fracasos y desilusiones del pasado, y el
disciplinar el cuerpo físico, requieren de tiempo, paciencia, constancia,
fortaleza y comprensión. Cuando esto se logra, puede escucharse la "queda y
pequeña Voz de la Presencia YO SOY", puede sentirse Su radiación, puede fluir Su
fuerza a través de los cuerpos inferiores, y Su poder sostenedor puede asistir
al alma a completar su razón de ser.
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