En resumen, dar y saber, la diligente disposición de servicio unida a un competente dominio del esquema de las cosas y de las metas individuales y comunitarias, es en ese contexto altruista que debemos conquistar con nuestra labor.
He aquí las actividades ennoblecedoras con mayor demanda en el plano astral: Ayudar a los más retrasados en su crecimiento ascendente hacia su origen e indagar con claridad sobre nuestra posición y responsabilidad pendientes en la Tierra. No olvidemos otra ocupación clave, "evolucionar", esto es suplir nuestras lagunas residuales de ignorancia, corregir los errores del pasado, pulir las propias disfunciones de carácter y contribuir a mejorar la calidad de vida de la sociedad terrestre.
Desde luego, cuando nosotros regresamos al plano astral que nos corresponde, opera una ley de compensación muy importante, este plano nos ofrece la posibilidad de culminar vocaciones truncadas, empresas a medio hacer, o sueños jamás realizados.
En este reino ultraterreno se nos concederá la posibilidad de practicar sin cortapisas, y con los medios técnicos más eficientes, siempre que nos hagamos acreedores de esta prerrogativa cualquier afición anhelada, interés vital o habilidad, que por azares del destino no pudimos satisfacer en la existencia material.
De la misma manera, tarde pero seguro nos será dada la posibilidad de equilibrar frustraciones y carencias traumáticas de por vida.
El que, por ejemplo, arrastra una herida psicológica por no haber estudiado, conseguirá licenciarse en el mas allá, en el mismo sentido, aquellos solteros que anhelaron encontrar a su pareja y no lo hicieron, la encontrarán en este nuevo plano de existencia; también aquellos que padecieron dolorosos defectos corporales o psíquicos, superarán su defecto eliminando esos problemas. Los ancianos se convertirán en jóvenes y robustos, los ciegos, sordos y mudos, podrán ver y oir y se expresarán con fluidez, y los esquizofrénicos se volverán más cuerdos que los psiquiatras que los atendieron.
El tiempo libre se utiliza en una serie de viajes a lugares de la Tierra que nunca pudieron conocerse en vida, incluso pueden visitarse remotos planetas que acogen suntuosos e impresionantes parajes.
Aquellos apasionados del estudio y de los desafíos intelectuales, la dimensión estética de la vida, el arte y el saber, tendrán a su disposición en las regiones del astral, la mas sofisticada tecnología cultural, ya que ahí es una meca de la información que cuenta con los registros Acásicos que contiene la historia del universo, es decir, archivos y memorias de datos, con el pasado de la tierra y de sus habitantes, laboratorios científicos, gigantescas bibliotecas, museos que atesoran imperecederas obras maestras, conciertos de la más excelsa música de las esferas y otras refinadas instituciones pensadas para apoyar la erudición y procurar las más extraordinarias experiencias para cada uno de los habitantes de estos planos.
¿Cuánto tiempo permanecen las almas vivientes en los diferentes planos astrales? Para contestar esta pregunta se nos dice que es un lapso variable que puede ir desde unos pocos días ó años a mucho tiempo terrestre, se dice que un período de 144 años que comprende la vida en la materia y el astral es el promedio. Se trata de una estancia supeditada a complejos parámetros personales, como el historial evolutivo, el plan de expansión espiritual de cada uno, la velocidad de ascenso que uno mismo decida y desde luego la ley de causa y efecto.
La evolución es definitivamente ascendente y el tiempo de permanencia en el plano astral que le corresponda será destinado a lograr avances importantes en la evolución de cada uno y para un avance mucho más rápido, es conveniente utilizar la posibilidad de encarnarse en una esfera tridimensional.
Según algunas fuentes reveladas, el desarrollo espiritual se conquista fundamentalmente a través de la experiencia directa y personal en los problemáticos mundos físicos que tanto pueden enseñarnos.
El deceso en un planeta cumple tan solo funciones complementarias de segundo orden, ó sea, un relax, un cambio de escenario y reflexión sobre lo que se acaba de vivir.
Una vez protagonizadas las esferas etéricas ó antes ó después, el sentido de responsabilidad del trotamundos celeste le impulsará a reemprender su genuino itinerario evolutivo, en un orbe de sustancia atómica que ofrece traumas realmente didácticos.
Llegado este momento crítico, el neófito del más allá decidirá si ha de tomar cuerpo en un nuevo organismo biológico, en un globo tridimensional en donde pueda superar asignaturas todavía pendientes.
Y así sucesivamente, de mundo en mundo, cada uno de ellos con sus correspondientes configuraciones astrales, el perenne buscador de las cimas espirituales redondeará su madurez evolutiva en una cadencia sin fin de creciente auto perfeccionamiento, gracias a la infalible técnica de aprender haciéndolo.