Una vez que el alma que ha desencarnado acepta el hecho de que se encuentra en otro plano de vida, entonces es el momento de recapacitar por la vía del examen de consciencia; se recapitulan las lecciones recién aprendidas, como un paso previo a una composición del lugar que inducirá a la adopción de decisiones consecuentes sobre la consciencia futura; se hace una exaustiva revisión que representa un insoslayable análisis de la historia personal, que recoge hasta sus incidentes más mínimos.
Con semejante ajuste de cuentas del bien y del mal caen por si solos los autoengaños, las máscaras y las falsas coartadas justificativas.
Las escenas que en su día actuamos como héroes y villanos, se nos muestran con impecable realismo y objetividad, sin paliativo alguno, ni dulcificadores atenuantes. Cuando infligimos daño a alguien desgraciado, la cámara se detiene, por así decirlo, y entonces sufrimos en vivo, y en el fuero interno del perjudicado, la amargura y desolación provocada por los actos tan injustamente cometidos.
Semejante revisión de nuestras acciones, vistas con tan despiadada imparcialidad, supone una vivencia aterradora que marca a fuego y deja en el ánimo una huella imborrable.
El remordimiento y ansias de reparación por las atrocidades o los errores cometidos son verdaderamente punzantes, y nos queman las entrañas del alma y de ahí nace la persistente leyenda de las llamas del Averno.
Una vez examinadas las luces y sombras de la existencia anterior, caemos en una etapa de intenso arrepentimiento y dolor de corazón, que nos impulsan en consecuencia a disponer las obligadas medidas correctoras: racionalizar nuestro comportamiento en el porvenir, adecuándolo a las leyes naturales, no caer en los mismos errores y compensar en justicia a los que hemos agraviado.
Aquí podemos recordar el hecho de cómo funciona la Ley de Causa y Efecto, ya que muchas veces nos encontramos en la vida con personas que sin conocernos aparentemente nos ayudan y nos apoyan, y al revés, encontramos otras que tratan gratuitamente de dañarnos y perjudicarnos sin ninguna razón aparente, en estos casos, la razón se encuentra ubicada en vidas pasadas, donde hemos sido favorecidos y ayudados o perjudicados por almas que coexistieron encarnados con nosotros, a los cuales pudimos también haber dañado o ayudado en esa previa encarnación.
RESUMEN DE CONCEPTOS
Primero.- La muerte no existe, el morir en el cuerpo físico es renacer en un plano de vida más sutil.
Segundo.- Cuando uno muere, se cae en la inconsciencia revitalizadora, y en breve, uno se da cuenta de que esta vivo, solo que en un cuerpo más sutil.
Tercero.- Un comité de seres familiares y amigos que han trascendido antes que el difunto, lo esperan en ese nuevo plano de vida, y el encuentro es fabuloso.
Cuarto.- Este primer plano de vida al que se accesa se le conoce como Plano Fantasmal.
Quinto.- En ese plano transitorio se permanecerá un corto tiempo, el que dependerá en gran medida del grado de consciencia que tenga el sujeto, ya que la ignorancia y no aceptación de la muerte, puede retrasar la permanencia por varios años.
Sexto.- En esta etapa comprendemos mejor lo que hicimos en la vida pasada y hacemos un análisis muy profundo de consciencia, lo que nos servirá de lección para no volver a cometer los mismos errores.