LA BENDICIÓN
Ahora eso de la bendición: bendigo las manos, bendigo tus manos; ¿por qué?, ¿por qué actúa? La bendi-ción quiere decir "bien decir", es simplemente decir el bien, hablar en positivo, nada más. CUANDO BENDIGAN UNA COSA AQUELLO AUMENTA, AQUELLO LO AGRADECE, todo, hasta el teléfono se compone si tú lo bendices. TODO, TODO OBECEDE A UNA BENDICIÓN. Tú coges dos maticas y las riegas, pero bendice a una sola todos los días para que la veas ponerse bella, mientras que la otra da lástima. Entonces comenzarás a bendecir a la otra también. Que los hombres bendigan sus negocios y bendigan el negocio del contrario. Aquél que tiene la misma ferretería o la misma botica, bendiga la de él también porque hay para todo el mundo. Y cuando tú bendigas la de ese señor, se te devuelve a ti. Así es ese amor, bendigan el negocio, bendigan la cartera y nunca estará vacía (cuando tenga dinerito y no cuando esté vacía), bendice tu dinero, bendice el que tengas en el banco, bendice, sí, la abundancia, pero hay que decir la abundancia de esto, la abundada de lo otro, bendice la abundancia —decía una señora— y se puso de este gordo. Eso es para que ustedes vean que lo que les estoy diciendo es verdad; pero hay que saber hacerlo. Bendigan la abundancia del dinero. ¿Ustedes no han oído decir, entre las viejas de sus casas: "No, hombre, déjelo almorzar, se le echa agua a la sopa"? Mentira, no se le echa agua a la sopa pero decir "Yo Soy", pues ese "Yo Soy" es todopoderoso; es lo mismo que ustedes digan "yo tengo" o "yo estoy" o "yo quiero". El es el Yo, ese el Verbo; el verbo ser, estar. Es el Verbo y es el Logos Creador. Todo lo que tú digas "yo quiero" se hace. ¡Pruébenlo, no me crean, pero pruébenlo! El "Yo Soy" es todopoderoso.
Yo lo he hecho con los niños. Ustedes saben que los niños, las niñitas, los muchachitos, por ejemplo, hasta los siete, diez años, no tienen raciocinio ni voluntad personal. No saben pensar ni pueden ser responsables de sus pensamientos. Todo lo que les pasa a ellos es el reflejo del pensamiento de la madre o del padre (apunten eso porque no debe olvidarse); todo lo que les pase a sus hijos es responsabilidad del papá y la mamá, de su mente y de lo que piensan a través de ellos: los padres piensan a través del niño. Por ejemplo, veo a una muchachita con una gripe y le digo:
—¿Qué tienes?
—Gripe —responde ella,
—¿Y por qué tienes gripe?
—Me da todas las semanas...
—¿Y tú quieres eso? — le pregunto al ver que le daba todas las semanas.
—¡No!
—¡Pues dilo! —¿Qué digo?
—Di: "YO NO QUIERO ESTO, YO NO QUIERO ESTO". Dilo, tienes que decirlo.
Cuál no sería el espanto de la madre y el padre cuando vinieron y me dijeron: "Bueno, el día en que usted estuvo con versando con ella... ¿Qué fue lo que le dijo?... porque de eso hace tres meses y la niña más nunca ha tenido una gripe". Yo les respondí: "¡Claro! porque si ella logra decir "No quiero", esa expresión es más fuerte que su Papá y su Mamá, ya que ambos no van a decir: "Nosotros queremos que tenga gripe"; aunque sí dicen: "Vive con gripe; no pasa una semana en que esa niña no tenga gripe". Son ignorantes, no lo saben; pero están dando la orden, está decretando; "Así es", "Yo quiero"; es absolutamente todopoderoso. Si ustedes oyen decir que van a entrar al país los comunistas —aunque yo no quería decirlo, porque creo que aquí no hay comunistas— no vendrían aquí, ¿verdad? ¿Y si vienen? Bien, pues, aunque vengan yo no quiero, yo no quiero comunismo aquí porque ésta es mi casa, Venezuela es mía y es tuya y de todos; es mi casa y es tu casa. ¿Tú quieres comunismo en tu casa? Pues yo no quiero; a mí no me da la gana y UNO CON DIOS ES LA MAYORÍA. Pobrecitos los comunistas; no saben lo que he visto hace mucho tiempo; a mí no me da la gana y por eso es que no entran. ¡Pruébenlo! Sí, señor, pruébenlo. Ustedes van a decir, como me han dicho a mí muchas personas: "Pero, bueno, ¿qué dirán los comunistas?" Digo, "bueno, yo lo siento mucho pero la voluntad de Dios es la libertad, la libertad individual; y como ese es un sistema que no permite libertad no se puede aceptar". De manera que el yo quiero y el yo no quiero son todopoderosos, no se olviden de eso. Cuando ustedes oigan por ahí acerca de eso que les mencioné —por ejemplo, lo de los teléfonos— ustedes responden: "YO NO QUIERO. PARA MÍ YO LO QUIERO ASÍ". Aunque ustedes no pueden decir, por ejemplo: "Yo no quiero que Fulano haga eso, aquello no..." Eso es brujería: eso no se puede; tú puedes mandar en ti y querer para ti. Por ejemplo: "Yo quiero a Venezuela; es mi casa; porque si Venezuela es mi casa y es mía y no quiero sino orden, armonía, libertad, justicia, todas las virtudes"; no estoy nombrando nada que no deba nombrar; estoy nombrando solamente virtudes, lo que yo deseo para mi tierra y eso sí se puede decir. Pero, tú no puedes decir como un amigo mío: "Es que yo quiero que mi hijo estudie esto..." No, señor; no puedes decir eso; tu hijo tiene que estudiar lo que a él le pide su espíritu, porque tú no sabes si ese niño —que quieres que sea abogado— desea ser pintor. No lo puedes obligar; tienes que esperar a ver hacia dónde ese niño va a demostrar lo que va a ser. Por lo tanto, no se puede ordenar en el espíritu de otro aunque sí en el tuyo. Yo quiero, todos nosotros queremos y creemos en la voluntad de Dios, estamos de acuerdo con la voluntad de Dios; porque la voluntad de Dios es perfecta; entonces, si no sucede aquello que tú quieres porque no es la voluntad de Dios, te sucederá algo mejor, siempre bueno.
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