El secreto de demostrar prosperidad por el diezmo
es el de comprender, realizar que el único origen
de nuestro suministro es Dios, y que el negocio o el empleo,
las inversiones o los clientes no rerpesentan sino el canal
a través de los cuales se está manifestando en ese momento
la Providencia que nos viene del Padre.
Ahora pues, la práctica de diezmar por motivos espirituales
es la prueba concreta que se ha aceptado esa idea,
y la consecuencia inevitable de dicha aceptación
es la prosperidad visible.
Es fácil ver, pues, la diferencia que existe entre
la práctica espiritualmente comprendida y la otra
-material e inútil- de apartar la décima parte,
a menudo con mala gana,
con la esperanza de hacer una buena inversión.
Como una expresión de que se considera justicia espiritual,
el diezmo es un éxito inevitable.
Cómo inversión egoísta va a un fracaso seguro.
"Conny Mendez"
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