«Por tus palabras serás justificado,
y por tus palabras serás condenado.»
Aquel que conoce el poder de la palabra
presta mucha atención a su conversación.
Vigila las reacciones
causadas por sus palabras,
pues sabe que ellas
«no retornarán al mismo punto sin haber causado su efecto».
Por
su palabra, el hombre se crea a sí mismo leyes.