4. — LA PAZ
(El Puente, Agosto de 1952)
La humanidad clama hoy: "¡Quiero paz!" Debemos invertir este
deseo a "Yo doy paz". Cada miembro de nuestra raza humana es un
átomo en el Cuerpo Universal de Dios. El Cuerpo es sólo tan
perfecto como lo es cada parte. La venida de la paz se logrará A
TRAVÉS de la raza humana, no POR la raza humana. El sostener la
paz es responsabilidad del individuo que está auto-consciente del
requerimiento de la hora. Por aquello a lo cual se aferra, el hombre
indica en todo momento lo que más precioso le resulta, sea paz o
su propia voluntad personal, paz o sus comodidades individuales,
paz o sus conceptos individuales. Ni por un instante aboco la paz a
cualquier precio". Pero un individuo podrá estar positivamente
alineado con lo correcto y, no obstante, sus energías individuales
podrán estar positivamente cargando vibraciones de naturaleza
inarmoniosa y de pugna dentro de la causa a la cual sirve. ¿Es esto
paradójico? ¡Oh no! La naturaleza de su mundo emocional al
habérselas con las condiciones determina si están manteniendo la
paz o —ya sea por vanagloria de la propia virtud o por otro motivo—
si están alimentando las obras del demonio.