El Canasto de Carbón
Cada mañana, el Abuelo se sentaba temprano
en la mesa de la cocina para leer su vieja y estropeada Biblia.
Un día el nieto preguntó, "Abuelo, yo intento leer la Biblia, me gusta pero yo no la entiendo, y lo que logro entender se me olvida en cuanto cierro el libro
¿Qué hay de bueno en leer la Biblia? Preguntó el Nieto
El Abuelo dijo:
"Baja el canasto de carbón y ve al río y tráeme agua."
El abuelo dijo, "Tendrás que moverte un poco más rápido” y lo envió nuevamente al río para intentar de nuevo.
Esta vez, el muchacho corrió más rápidamente.
le dijo a su abuelo
que era "imposible llevar agua en un canasto,"
Yo quiero un canasto de agua.“Tu no estás intentando lo suficiente,"
y salió a la puerta para mirar la prueba del muchacho de nuevo.
A estas alturas, el muchacho sabía que era imposible.
corrió fuerte, pero cuando llegó donde su abuelo el canasto estaba de nuevo vacío.
Ya sin poder respirar, dijo; "¡Mira Abuelo, es inútil
"¿Por qué piensas que es inútil"? dijo el anciano,
"Mira dentro del canasto". El muchacho miró el canasto
y por primera vez comprendió que el canasto parecía diferente.
En lugar de un sucio canasto carbonero, estaba limpio.
"Hijo –dijo el abuelo - esto es lo que pasa cuando tu lees la Biblia.
Tal vez no puedes entender o recordar todo,
pero cuando la lees, te cambiará el interior.
Ésa es la obra de Dios en nuestras vidas.
Para cambiarnos desde adentro
y lentamente transformarnos en la imagen de Su Hijo."
“En efecto, la palabra de DIOS es viva y eficaz, más penetrante que espada de doble filo, y penetra hasta donde se dividen el Alma y el Espíritu, los huesos y los tuétanos, haciendo un discernimiento de los deseos y los pensamientos más íntimos”. Hebreos 4, 12. |