APRENDE A COBRAR LO QUE TE DEBEN.-
Hay muchas personas que no tienen el más mínimo inconveniente a la hora de pedir un “salvavidas económico”, es decir un préstamo, con todo tipo de argumentos sensatos y recursos emocionales pero que, cuando llega el momento de saldar la deuda, dan vueltas y más vueltas.
El asunto puede complicarse aún más si a la negativa a pagar del deudor se suman los reparos del acreedor a pedirle cuentas, o su falta de habilidad para recuperar lo que es suyo.
Hay veces, que quien ha prestado el dinero quiere recuperarlo, pero no sabe cómo hacerlo o ya lo ha intentado sin éxito varias veces, encontrando evasivas o vagas promesas como respuesta, que no son sino meros pretextos o estrategias para “quitarse el lazo del cuello”, o prolongar la situación indefinidamente.
Si eres una de esas personas cuya generosidad ha sido defraudada por un “amigo”, conocido o familiar, el cual huye de su obligación y compromiso de cancelar una deuda contigo, existen fórmulas eficaces para reclamar y recuperar lo que te pertenece:.
Expresa tus sentimientos.
Cuenta de forma clara a la persona que te debe el dinero cómo te está afectando el hecho de que no te lo devuelva tal y como se había comprometido a hacerlo, tanto en lo material, como en lo psicológico. “Me siento incómoda, molesta, utilizada…”, “Estoy enfadada, decepcionada…”, “esto me está perjudicando y me impide cumplir algunos planes”. Comunícale con claridad, pero sin perder los estribos, cuáles son las consecuencias objetivas de su actitud.
Pide lo que te deben.
Ha llegado el momento de expresarle al otro lo que deseas. Para ello tienes que ser muy concreta y específica en la petición: “quiero que me devuelvas mi dinero”, “quiero que atiendas el teléfono cuando te llamo”, “quiero que cumplas con tus compromisos”. Además, conviene recordarle vuestro pacto de préstamo y devolución, que tú has cumplido, pero la otra persona deja de lado.
Prepárate adecuadamente.
En lugar de improvisar sobre la marcha, elabora un guión para exponer a tu deudor, lo que quieres, cómo lo quieres, cuándo y dónde. Puedes ensayar la charla con un amigo o con el espejo, para ganar más seguridad en ti misma. Este tipo de entrenamiento o “juego de roles”, es muy eficaz para abordar situaciones complicadas y contribuyen a actuar con mayor soltura cuando se llega al momento real.
Presiona sin amenazar.
Puedes mencionar la posibilidad de implicar a otra persona para conseguir tu propósito. Puedes detectar posibles elementos de presión: por ejemplo la otra persona quizá no esté interesada que sus familiares o allegados conozcan que tiene deudas pendientes. Hazle ver las consecuencias de su actitud: su falta de cooperación puede generar una falta de confianza o de credibilidad.
Llega hasta el final.
Si la persona huye de ti quizá tengas que recurrir a opciones extremas como presentarse en su domicilio para forzar una conversación sobre el tema. En ese caso, no basta con expresar claramente tu demanda (“Quiero que me devuelvas mi dinero”, haciendo énfasis en la palabra “mi”, en lugar de “el dinero”), sino que hay que establecer un lugar y momento concretos para discutir el asunto, en lugar de esperar a situaciones más propicias que quizá no se produzcan jamás.
SALUDOS…ADRY