De: JsalgueroD (Mensaje original) |
Enviado: 10/09/2009 01:52 |
Cayo Lara, el Rey Juan Carlos I y Telma Ortiz
José Salguero Duarte Jueves 10-09-2009 El Faro (Grupo Información)
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Días
pasados, cuando salió publicada la fotografía en todos los medios de
comunicación, del Rey de España Juan Carlos I con Cayo Lara coordinador
general de IU. Varios tertulianos de una emblemática sociedad cultural
algecireña alarmados exclamaban: “¡Cómo es posible que el Rey reciba a
ese fulano con la bandera republicana en la solapa y con una carpeta
exhibiendo el logotipo de IU!”.
Al hervirme la sangre, no pude
resistirme y entré al trapo diciéndoles: paz y amor hermanos, porque IU
es una formación legalmente constituida, así que no os alarméis, porque
vuestra monarquía no está en peligro, debido a que el Rey en ese
encuentro con Cayo Lara, está jugando su gran papel y sale reforzada su
figura.
Sin embargo, les dije, la imagen dada por Cayo Lara es
para mí lamentable, ya que la tercera república no se consigue así,
sino explicándole a la ciudadanía qué es la republica y lo que supone
económica, social e históricamente su restauración.
Así que,
es posible que este Cayo hunda aún más a IU en el pozo de sus
despropósitos políticos. Porque tras sustituir a su antecesor en el
cargo, en el discurso de su investidura de diciembre pasado,
refiriéndose al paro y a la crisis económica española, hizo un
llamamiento a la huelga general de “seguir las cosas así”.
Pero,
a los pocos días de su nombramiento, don Cayo Lara creo que dio marcha
atrás, porque es posible que desde el PSOE le leyeran la cartilla, para
que dejara de ventosear políticamente, para no alarmar a las huestes
sindicales.
Y, desde su nombramiento, tan sólo es posible que
haya condimentado algún que otro potaje o revuelto político, ya que con
su actitud sumisa a este sistema socialista y por ende capitalista, no
conseguirá IU implantar la tercera república, porque a La Zarzuela hay
que ir no para hacerse la foto con el Rey, sino para poner a trabajar a
la Monarquía española y para que reparta su enorme fortuna al pueblo.
Pero, los Borbones y afines, que opositen a los puestos de trabajos como cualquier ciudadano de a pie. Y
no como la semana pasada han hecho con Telma Ortiz, hermana de la
Princesa Letizia y cuñadísima del Príncipe de Asturias, a la que le han
creado a dedo en el Ayuntamiento de Barcelona un alto cargo. Y
es ya por ser quién gracias al parentesco con la Monarquía española y
al nepotismo político catalán, subdirectora de Proyectos del
Departamento de Relaciones Internacionales. Casi nada.
Aunque,
este enchufismo antidemocrático, es lo común que ocurra a todos los
niveles, desde la más alta Institución del Estado y, hasta el último
Ayuntamiento y demás organismos oficiales y extraoficiales de Norte a
Sur de España cañi.
Por consiguiente, donde creo que debe ir
don Cayo, es al Palacio de La Moncloa, porque IU en el parlamento
español tiene con Llamazares menos fuerza que una gaseosa descorchada. Pero
debe ir a La Moncloa, si es que lo recibe Zapatero, no para tomarse
unos potes y unos aperitivos en la bodeguilla, sino para exigirle una
profunda reforma de la Constitución, comenzando por lo
articulado sobre la Monarquía y continuando con la eliminación del
bicameralismo español. Porque los senadores trabajan más bien poco y me
dan la sensación que sus señorías van a dormitar a sus escaños.
Porque,
para que España se alivie de la crisis económica e institucional que
sufre a todos los niveles, deben eliminar todos los altos cargos y sus
legiones de chóferes, escoltas, oficinistas, maleteros y, los
estamentos políticos oficiales innecesarios, entre ellos el delegado
del Gobierno en el Campo de Gibraltar y la Mancomunidad de Municipios
del Campo de Gibraltar…
Pero, dudo que eso se logre, porque
entre otras cosas es posible que ya usted don Cayo, haya podido entrar
en el actual fariseísmo, grisáceo y oscuro juego político de España, de
la que brota desde hace siglos falsedad histórica, corruptelas y
engaños.
Por consiguiente, no me extraña don Cayo, que en su día Jesucristo echara a latigazos del templo a los mercaderes. Y que Franco se levantara en armas tiranamente contra los de su propia sangre.
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