Es un consuelo que estes aquì querida Paloma. No sabes cuanto he llorado, egoistamente claro porque lo hago por mi, porque ya no voy a poder ver a la chaparrita.
Pero como dices tu, tenèmos las promesas de nuestro Señor, de que vamos a estar en un mejor lugar, a donde seguramente estarà nuestra querida amiga.
Gracias por acompañarnos, querida Paloma. Gracias por responder mi correo. Te he extrañado mucho.
Un abrazo con mucho cariño,
Gilda