LAS MADRASTRAS Y PADRASTROS.
La relación entre los padres adoptivos o sustitutos y los hijos son complejas y tienden a ser dificultosas. Desde los cuentos de los hermanos Grimm hasta las telenovelas, la figura de la madrastra o del padrastro, de una manera u otra, han estado asociados a formas de comportamiento despreciables. La madrastra o el padrastro es el villano de la película.
Estas percepciones han obligado a sustituir estos términos por el de madres o padres adoptivos o sustitutos, con la idea de no asignarles a ellos las imágenes y significaciones peyorativas mencionadas.
Uno de los problemas que se presentan es que el hijo, cuando ha perdido a alguno de sus padres, trata de mantener los recuerdos felices que vivió en compañía del papá o mamá, ahora ausente. Además, la apreciación que previamente existía sobre su padre o madre, fuera buena o no, con el tiempo la va idealizando y se le hará complicado a la mamá o papá adoptivo, competir con esa valoración.
Hay que recordar que cuando se va la madre o el padre, los hijos pasan por un penoso duelo, por lo que a pesar de todas las circunstancias por las cuales hayan pasado, la madre o el padre debe trabajar junto con los hijos este proceso; comunicándose y manejando las fuertes emociones que se expresarán. Una vez superado juntos este duelo como familia es que se podría trabajar conjuntamente la incorporación de la nueva pareja si se presenta esta situación.
Cuando a la persona que ha quedado sola se le da la oportunidad de convivir nuevamente con una pareja, tendrá que buscar las mejores fórmulas para que crezca este amor tomando en cuenta la opinión y los sentimientos de sus hijos. Lo mejor será que esta nueva pareja goce de la aceptación y aprobación de los muchachos o niños. Se debe evitar, hasta donde sea posible, imponer la situación, sobre todo si ha pasado poco tiempo.
Una vez que se cuente con la aprobación de los hijos, ganada con paciencia y un prudente lapso de acercamiento entre el futuro miembro de la familia y ellos, habrá que fijar las reglas del juego: Deberes y responsabilidades, manejo de la disciplina, tiempo para compartir y tiempo para la intimidad, como comunicarse cuando haya problemas, no pelear o desautorizarse mutuamente frente a los menores, como conducir el aspecto económico, las relaciones con los familiares del conyugue ausente, y los de la madre o padre sustituto y como es natural las relaciones entre padres e hijos.
Aunque se presenten altos y bajos en la relación, con amor, paciencia, perseverancia y comunicación, la renovada familia saldrá adelante.
Lo mejor será que el padre adoptivo goce de la aceptación y aprobación de los hijo, ganada con amor y paciencia.
SALUDOS…ADRY