LUCHA Y LOGRA
Luchar equivale a vivir. Con cada aurora surgen anhelos y propósitos que animan la vida e invitan a luchar por ellos. No debe importarte nunca cuál sea el motivo humilde o cuál sea la inspiración muy sencilla que venga a llenar las horas de tu vida con el entusiasmo del que construye una obra duradera; no importa que, en apariencia, tus esfuerzos se enfoquen hacia un trabajo que, aun de acuerdo con tu opinión, carece de valor, porque lo auténtico, lo positivamente humano y maravilloso es hacer algo y hacerlo constantemente, desde el principio y terminarlo. Si en las cosas de todos los días llegas a conseguir que el proceso de la construcción se haga en ti un hábito, cuando llegue el momento crítico de las más enconadas luchas y de las más elevadas realizaciones, estarás bién dispuesto y preparado y sabrás triunfar en las labores minúsculas y simples de la vida diaria.
El verdadero secreto de los triunfos definitivos está en los éxitos pequeños, pero muchas veces repetidos; está en la costumbre de la lucha, lograda en el cotidiano bregar, en esas batallas de cada minuto que garantizan el vigor, la seguridad y la firmeza de los esfuerzos trascendentes de la vida futura. Lograr, he ahí también el secreto de la felicidad. Lograr aquello que te propongas para el mejor encauzamiento de tu voluntad, para la superación de tu espíritu, para el más copioso rendimiento de tu acción, equivale a triunfar por el propio merecimiento, o lo que es lo mismo: equivale a vivir.
Autor desconocido
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