LOS HIJOS TRAS LA RUPTURA DE LA PAREJA
Los hijos, unos afectados sin culpa
En los últimos años ha existido un incremento importante en el número de separaciones y divorcios en los países occidentales y aumenta cada vez mas en América-
Estas rupturas familiares tienen diversas consecuencias. Evidentemente suponen un cambio, a veces drástico y dramático para la persona que rompe su relación de pareja, aunque la decisión de la separación haya sido la solución más oportuna para la situación en la que se encontraba dicha pareja. Pero en los casos en los que existen hijos, aparecen otros inocentes afectados por la situación.
En este artículo nos centraremos en cómo puede afectar a los hijos que su padre o su madre formen una nueva familia. Los hijos se ven implicados en la destrucción de la unidad familiar que ellos conocían y en la creación de una nueva en la que nuevos adultos pueden entrar en sus vidas. Todos los adultos participantes en estas situaciones deben tener presente que los hijos no han sido quienes han buscado estos cambios. Para ellos se trata de cambios impuestos.
Minimizar el impacto de la ruptura de la familia
Conseguir que la nueva familia no suponga para el niño un trauma empieza en el propio proceso de extinción de la anterior familia.
Aunque sean niños, tienen derecho a saber qué es lo que ha ocurrido. Evidentemente no se les puede informar y hablar como si fueran adultos, pero los padres deberán buscar el tiempo y la forma para explicar a sus hijos por qué se separan, y lo que es más importante, cómo eso no significa que no les quieran a ellos. Hay que aceptar inicialmente las emociones negativas que van a surgir en los niños, comprender sus conductas de evitación, la irritabilidad, etc. que son la respuesta a la incomprensión, y constituyen parte del proceso de aceptación.
Cuanto menos traumático sea el proceso de separación para los hijos, en mejor disposición estarán de aceptar la nueva situación familiar.
¿Qué sentimientos tienen los hijos respecto a sus padrastros?
Cuando uno de los padres muere o se va tras un divorcio, el hijo se siente abandonado y le cuesta volver a confiar en una persona nueva. Después del divorcio, muchos hijos viven durante un tiempo con su madre o con su padre.
Luego, todo vuelve a cambiar cuando uno de ellos encuentra una nueva pareja. Para los adultos todo parece arreglarse en cuanto conocen a un nuevo compañero, se sienten contentos y aliviados pensando que sus hijos tienen ahora un nuevo padre o una nueva madre, pero los hijos pueden verlo como una traición hacia su otro progenitor.
Por todas esta razones, muchos niños se comportan mal durante este periodo. Mientras, el progenitor que vive con ellos se entrega a su nuevo compañero y no les presta la suficiente atención. Así que no es de extrañar que, en estas situaciones, el progenitor que se queda con los hijos (generalmente la madre) y los propios hijos tengan problemas entre sí. Los padres han de esforzarse en no mostrarse irritados con sus hijos, y no deben olvidar que ellos no han buscado esta nueva situación.
Los buenos padres intentan hacerse cargo de la confusión de sus hijos y comprender que necesitan grandes dosis de reafirmación.
Algunas recomendaciones en este momento son:
Dar información continua a los niños de lo que está ocurriendo.
Hacerles ver que no es intención sustituir a su madre o padre, sino que se encuentran en una nueva familia que también les va a querer.
Comprender sus reacciones emocionales y sus comportamientos raros, que pueden ir desde la agresividad a la pasividad total. Consentirlos durante un tiempo prudencial, pero que deberá ir reduciéndose.
SALUDOS...ADRY