Dice mi corazón que hasta aquí llegó, que renuncia a dilapidar, en nombre del amor, más latidos de su precaria energía, que su soledad, de la que tanto renegó, ahora se ha convertido en plácida compañía.
Dice mi corazón, alzando el triste pañuelo de las despedidas, que prefiere palpitar sereno en brazos de la nostalgia, a ese sin vivir que sufre, esperando el advenimiento de una de tus caricias.
Dice mi corazón que se cansó de tan alta apatía, como ése a quien ama, sin misericordia, le manifiesta, día tras día.
Así que hoy, ataviado de medio luto, no irradia ni desolación ni alegría, sólo un viso de paz y un deje de melancolía; pues sabe que el tiempo, ese señor que el dolor amortigua, lo colmará de ilusiones y reparará, lentamente, sus constantes de dicha.
Hoy mi corazón da la espalda a tu envenenadora desidia y emprende rumbo hacia las fronteras de una nueva vida.
©Trini Reina
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