REGLAS DE ORO DE LA CONVIVENCIA.1ª, PARTE
El hombre actual está bastante desorientado. Este hecho no es nada nuevo. Cada avance de la mujer, desconcierta al hombre. No se acostumbra ver a la mujer como su igual en derechos y oportunidades, sino que mantiene un mundo paralelo respecto a ella. A lo largo de la historia se ha adaptado a compartir una serie de códigos y privilegios sin conocer las posturas de la mujer. Ese desacomodo o pérdida del norte se palpa muy fácilmente.
Los hombres perciben que las mujeres tienen esperanzas de futuro, proyectos, intereses nuevos, cosas por hacer, por pensar. En cambio ellos se ven a sí mismos sin futuro, porque tienen la sensación de hacer lo que siempre han hecho pero sin ganas. Se ven atrapados por las obligaciones típicas; la mujer, los hijos, etcétera. No se les ve vitales, únicamente cuando se emborrachan con el ligue de una noche, sin posibilidad de permanecer en las relaciones sin comprometerse.
Según Luis Bonino, psicoterapeuta y Director del Centro de Estudios de la Condición Masculina de Madrid: "El hombre va perdiendo puestos sociales. Se siente como el que llega a un territorio extranjero sin carné de identidad: no sabe quién es." Pero evidentemente esta pérdida del norte no afecta a todos los hombres por igual. Según Luis Bonino asegura que los hay que ni se enteran. Los hombres ricos, mayores y poderosos no están desubicados porque les rodean mujeres que les hacen el juego.
Donde más se ha notado este cambio en España es en la clase media. El hombre cuarentón, cercano a mujeres que han experimentado el cambio, sí que siente que le pasa algo, aunque no sepa muy bien qué es. El psicoterapeuta Luis Bonino aporta su experiencia con pacientes diciendo que es el motivo por el que lanzan frases como "Las mujeres nos tienen invadido el terreno" o "Nadie las entiende".
Según el experto si los hombres se reunieran para pensar que quieren hacer y por qué, en definitiva para reflexionar acerca de su condición, darían un gran paso. Lo que ocurre es que no lo hacen. En cambio los jóvenes han asumido valores femeninos, pueden ser más afectivos, expresar sus sentimientos con más naturalidad que sus padres. Pero todavía no tiene modelos alternativos.
No ocurre lo mismo con los modelos femeninos, las mujeres no son como sus madres, sino que son independientes; pueden formar pareja casarse o divorciarse. Un dato muy relevante es que casi el 90% de los divorcios de este país son a iniciativa de la mujer. Ellos, en cambio, se resignan a un matrimonio gris.
Les cuesta ver a la mujer como su igual
Ver a la mujer como su igual supone perder ventajas que los hombres han disfrutado toda la vida, por lo que este cambio de la mujer ni les conviene, ni les interesa. La mujer ha sido objeto de deseo sexual y de utilización personal, esto es, la prostituta o la madre incondicional. El hombre busca, por tanto, mujeres sexuales o que le cuiden.
Desde el ideal de masculinidad tradicional, el modelo de igual, de compañera, de cómplice, no sirve porque piensan que han de descender, pero no se da cuenta que es la mujer quién ha ascendido colocándose a su mismo nivel. La mujer gana; trabaja, puede tener estudios, educación, siente que crece como persona. Los hombres rodean de tópicos a las mujeres feministas, enseguida se apresuran en decir que son todas lesbianas y feas. Pero es una guerra perdida, porque las mujeres no van a volver atrás. Así que lo más inteligente sería aliarse con ellas, es una regla para convivir en pareja perfecta, ya que muchos de los divorcios que existen actualmente en España son porque el hombre no acepta precisamente la nueva condición de la mujer en la sociedad.
La revolución feminista plantea en el fondo un sentimiento de rechazo ante la desigualdad entre los seres humanos. Hay muchos hombres que comparten ese rechazo. Por lo general, son los que no han tenido familias convencionales; han ido a colegios mixtos; han accedido a profesiones liberales; han conocido a feministas.
SALUDOS...ADRY