A Una Rosa
Rosa divina, que en gentil cultura eres con tu fragante sutileza magisterio purpúreo en la belleza, enseñanza nevada a la hermosura.
Amago de la humana arquitectura, ejemplo de la vana gentileza, en cuyo ser unió naturaleza la cuna alegre y triste sepultura.
¡ Cuán altiva en tu pompa, presumida soberbia, el riesgo de morir desdeñas, y luego desmayada y encogida.
De tu caduco ser das mustias señas ! con que con docta muerte y necia vida, viviendo engañas y muriendo enseñas
(Sor Juana Inés de la Cruz)
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