Generalidades sobre el tratamiento con insulina
Las personas con diabetes tipo 1 necesitan inyectarse insulina para sobrevivir. Sin la insulina, el organismo no puede utilizar la glucosa (azúcar), ésta se eleva en la sangre y las células comienzan a quemar las grasas para obtener energía. A los pocos días, se desarrolla un trastorno llamado cetoacidosis diabética, que puede llegar a ser mortal si no se trata adecuadamente.
Por otra parte, un exceso de insulina hace bajar demasiado la glucemia (glucosa en la sangre) provocando un trastorno conocido como hipoglucemia. La hipoglucemia se caracteriza por síntomas como palidez, temblores, escalofríos, sudores, palpitaciones, hambre, ansiedad y visión borrosa. En algunos casos, el paciente puede perder el conocimiento (coma hipoglucémico) o desarrollar convulsiones.
Aproximadamente el 25% de los pacientes con diabetes tipo 2, también deben inyectarse insulina. En este caso, el tratamiento no es imprescindible para vivir, pero puede mejorar el bienestar del paciente. Cuanto más tiempo lleve una persona padeciendo diabetes tipo 2, más aumenta la probabilidad de necesitar insulina.
La insulina
Existen básicamente cuatro tipos de insulina:
- Insulina de acción rápida (insulina regular o de acción corta): su actividad dura entre 4 y 6 horas.
- Insulina de acción intermedia (NPH): su actividad dura entre 10 y 14 horas.
- Insulina de acción prolongada (insulina lenta): su actividad dura hasta 24 horas.
- Insulinas bifásicas (mezclas de insulina rápida e insulina intermedia en distintas proporciones, por ejemplo, 30/70, 50/50, etc.).
Formas de tratamiento con insulina
El tipo de insulina que se utiliza varía según el número de inyecciones que el paciente reciba diariamente.
- Una vez al día: insulina de acción lenta por las mañanas, antes del desayuno.
- Dos veces al día: insulina intermedia (NPH) o bifásica, antes del desayuno y de la cena.
- Cuatro veces al día: insulina de acción corta antes del desayuno, la comida y la cena, e insulina de acción intermedia o de acción lenta, antes de irse a la cama.
- Bomba de insulina: se administra insulina de forma continua a través de una aguja insertada bajo la piel. Se administran también dosis adicionales para las comidas.
El tratamiento con una o dos inyecciones diarias se utiliza sobre todo en los pacientes con diabetes tipo 2 y en ocasiones, en los niños. El tratamiento con cuatro inyecciones diarias se utiliza, sobre todo, en pacientes con diabetes tipo 1 o en las personas jóvenes con diabetes tipo 2. El tratamiento con bomba de infusión se utiliza muy pocas veces y casi siempre en pacientes jóvenes.
La mayoría de los diabéticos se administran la insulina con bolígrafos desechables o viales que se insertan en plumas inyectoras recargables. Las agujas pueden tener 8, 12 ó 16 mm de largo; las más usadas son las de 8 mm.
La inyección de insulina
El organismo absorbe rápidamente la insulina cuando se inyecta por vía subcutánea (bajo al piel); las inyecciones se suelen poner en la parte superior del brazo, en el muslo, en los glúteos o en el abdomen, modificando con cada dosis el lugar del pinchazo.
La insulina debe pincharse en el abdomen rotando el lugar del pinchazo, es decir, no debe pincharse dos veces seguidas en el mismo sitio. Si por cualquier razón no puede pincharse en el abdomen, también puede hacerlo en los brazos o en los muslos, pero en estos lugares la absorción y la acción de la insulina es más irregular.
Para pincharse, coja un pequeño pliegue de piel limpia entre los dedos y desinféctelo con alcohol, inserte la aguja formando un ángulo de 45º, e inyecte la cantidad exacta de insulina. Después retire la aguja despacio y suelte el pliegue de piel.
Hay investigaciones recientes con insulina en inhaladores (lo que eliminaría el pinchazo), con resultados prometedores, pero todavía no están disponibles.
¿Qué puede hacer el paciente diabético?
- Aprender a pincharse correctamente desde el principio, atendiendo meticulosamente las instrucciones de la enfermera.
- Aprender a reconocer las señales de aviso de una hipoglucemia y cómo tratarlas, tomando azúcar para elevar su nivel de glucosa (debe tomar unos 10 gramos de azúcar, o bien pastillas de glucosa).
- Medir su glucemia todos los días, para conocer cómo reacciona su organismo al comer, al hacer ejercicio y con los cambios en las dosis de insulina. Es la única manera de acostumbrarse a controlar las glucemias.
- Prestar atención a su médico para que le enseñe a ajustar las dosis de insulina a sus necesidades particulares. Con el tiempo, usted mismo sabrá lo suficiente sobre su enfermedad y las reacciones de su organismo, como para hacerlo por sí mismo.
Buenos consejos
Debe aumentarse la dosis de insulina de acción corta, cuando el paciente:
- Coma más de lo habitual.
- Haga menos ejercicio de lo habitual.
Y al contrario, debe utilizarse menos insulina de acción corta cuando el paciente:
- Coma menos.
- Haga más ejercicio.
No deben realizarse ajustes en las dosis de insulina de acción larga por alteraciones en una sola medida de glucemia (por ejemplo, si el azúcar está alto una sola vez), porque un cambio en las dosis de este tipo de insulina no modifica los niveles de glucemia del organismo inmediatamente, sino que ejerce su efecto sobre la glucemia a más largo plazo.
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