Correo electrónico:

Contraseña:

Registrarse ahora!

¿Has olvidado tu contraseña?

CAMINO DE LA TERCERAEDAD
 
Novedades
  Únete ahora
  Panel de mensajes 
  Galería de imágenes 
 Archivos y documentos 
 Encuestas y Test 
  Lista de Participantes
 - ♥ - ♥ - ♥ - ♥ - ♥ - ♥ - ♥ - 
 PANEL GENERAL 
 >AVISOS/ ANUNCIOS< 
 TUS DATOS 
 Cumpleaños y Celebraciones 
 ♪ FESTIVIDADES ♪ 
 ╧╧╧╧╧╧╧╧╧╧╧╧╧╧ 
 RINCON CULTURAL 
 SOCIO-POLITICA 
 < Exopolìtica/ Nvos.Horizontes > 
 NUEVO ORDEN MUNDIAL/ILLUMINATI 
 - ♥ - ♥ - ♥ - ♥ - ♥ - ♥ - ♥ 
 SALUD Y ENFERMEDAD 
 ALTERNTIVAS PARA LA SALUD 
 RINCON JSALGUERO 
 - ♥ - ♥ - ♥ - ♥ - ♥ - ♥ - ♥ - 
 EL ARTE DE COPIAR Y PEGAR 
 ║FONDOS P/MENSAJES║ 
 ==> BUZONES  
 MUNDO GIFS 
 GIFS de HOLLOWEEN, NAVIDAD, AÑO NUEVO. 
 
 
  Herramientas
 
General: Carta de S.S. Juan Pablo II a los ancianos
Elegir otro panel de mensajes
Tema anterior  Tema siguiente
Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: Maru  (Mensaje original) Enviado: 06/07/2010 15:13

Autor: S.S. Juan Pablo II.
Carta de S.S. Juan Pablo II a los ancianos

Depositarios de la memoria colectiva

 


He sentido el deseo, siendo yo también anciano, de ponerme en diálogo con vosotros. Lo hago, ante todo, dando gracias a Dios por los dones y las oportunidades que hasta hoy me ha concedido en abundancia.

Mi pensamiento se dirige con afecto a todos vosotros, queridos ancianos de cualquier lengua o cultura. Os escribo esta carta en el año que la Organización de las Naciones Unidas, con buen criterio, ha querido dedicar a los ancianos para llamar la atención de toda la sociedad sobre la situación de quien, por el peso de la edad, debe afrontar frecuentemente muchos y difíciles problemas.

Queridos hermanos y hermanas: a nuestra edad resulta espontáneo recorrer de nuevo el pasado para intentar hacer una especie de balance.

La reflexión que predomina, por encima de los episodios particulares, es la que se refiere al tiempo, el cual transcurre inexorable. "El tiempo se escapa irremediablemente", sentenciaba ya el antiguo poeta latino1. No obstante, aunque la existencia de cada uno de nosotros es limitada y frágil, nos consuela el pensamiento de que, por el alma espiritual, sobrevivimos incluso a la muerte. Además, la fe nos abre a una "esperanza que no defrauda" (cf. Rm 5, 5).

El otoño de la vida ¿Qué es la vejez? A veces se habla de ella como del otoño de la vida -como ya decía Cicerón2-, por analogía con las estaciones del año y la sucesión de los ciclos de la naturaleza. La vejez tiene sus ventajas porque -como observa san Jerónimo-, atenuando el ímpetu de las pasiones, "acrecienta la sabiduría, da consejos más maduros"3. En cierto sentido, es la época privilegiada de aquella sabiduría que generalmente es fruto de la experiencia, porque "el tiempo es un gran maestro"4.

Depositarios de la memoria colectiva. En el pasado se tenía un gran respeto por los ancianos. Si nos detenemos a analizar la situación actual, constatamos cómo, en algunos pueblos, la ancianidad es tenida en gran estima y aprecio; en otros, sin embargo, lo es mucho menos a causa de una mentalidad que pone en primer término la utilidad inmediata y la productividad del hombre.

Se llega incluso a proponer con creciente insistencia la eutanasia como solución para las situaciones difíciles. Más allá de las intenciones y de las circunstancias, la eutanasia sigue siendo un acto intrínsecamente malo, una violación de la ley divina, una ofensa a la dignidad de la persona humana5.

Es urgente recuperar una adecuada perspectiva desde la cual se ha de considerar la vida en su conjunto. Esta perspectiva es la eternidad, de la cual la vida es una preparación, significativa en cada una de sus fases. También la ancianidad tiene una misión que cumplir en el proceso de progresiva madurez del ser humano en camino hacia la eternidad.

Los ancianos ayudan a ver los acontecimientos terrenos con más sabiduría, porque las vicisitudes de la vida los han hecho expertos y maduros. Ellos son depositarios de la memoria colectiva y, por eso, intérpretes privilegiados del conjunto de ideales y valores comunes que rigen y guían la convivencia social. Excluirlos es como rechazar el pasado, en el cual hunde sus raíces el presente, en nombre de una modernidad sin memoria. Los ancianos, gracias a su madura experiencia, están en condiciones de ofrecer a los jóvenes consejos y enseñanzas preciosas.

"Honra a tu padre y a tu madre". El mandamiento enseña a respetar a los que nos han precedido.

Honrar a los ancianos supone un triple deber hacia ellos: acogerlos, asistirlos y valorar sus cualidades. En muchos ambientes eso sucede casi espontáneamente, como por costumbre inveterada. En otros, especialmente en las Naciones desarrolladas, parece obligado un cambio de tendencia para que los que avanzan en años puedan envejecer con dignidad, sin temor a quedar reducidos a personas que ya no cuentan nada. Es preciso convencerse de que es propio de una civilización plenamente humana respetar y amar a los ancianos, porque ellos se sienten, a pesar del debilitamiento de las fuerzas, parte viva de la sociedad. Ya observaba Cicerón que "el peso de la edad es más leve para el que se siente respetado y amado por los jóvenes"6.

El espíritu humano, por lo demás, aún participando del envejecimiento del cuerpo, en un cierto sentido permanece siempre joven si vive orientado hacia lo eterno.
Es de desear que la sociedad valore plenamente a los ancianos, que en algunas regiones del mundo -pienso en particular en África- son considerados justamente como "bibliotecas vivientes" de sabiduría, custodios de un inestimable patrimonio de testimonios humanos y espirituales. Aunque es verdad que a nivel físico tienen generalmente necesidad de ayuda, también es verdad que, en su avanzada edad, pueden ofrecer apoyo a los jóvenes que en su recorrido se asoman al horizonte de la existencia para probar los distintos caminos.

La comunidad cristiana puede recibir mucho de la serena presencia de quienes son de edad avanzada. Pienso, sobre todo, en la evangelización: su eficacia no depende principalmente de la eficiencia operativa. ¡En cuantas familias los nietos reciben de los abuelos la primera educación en la fe! ¡Cuántos encuentran comprensión y consuelo en las personas ancianas, solas o enfermas, pero capaces de infundir ánimo mediante el consejo afectuoso, la oración silenciosa, el testimonio del sufrimiento acogido con paciente abandono!

El lugar más natural para vivir la condición de ancianidad es el ambiente en el que él se siente "en casa", entre parientes, conocidos y amigos, y donde puede realizar todavía algún servicio. Sin embargo, hay situaciones en las que las mismas circunstancias aconsejan o imponen el ingreso en "residencias de ancianos", para que el anciano pueda gozar de la compañía de otras personas y recibir una asistencia específica. Dichas instituciones son, por tanto, loables y la experiencia dice que pueden dar un precioso servicio, en la medida en que se inspiran en criterios no sólo de eficacia organizativa, sino también de una atención afectuosa. Sobre este particular, ¿cómo no recordar con admiración y gratitud a las Congregaciones religiosas y los grupos de voluntariado, que se dedican con especial cuidado precisamente a la asistencia de los ancianos, sobre todo de aquellos más pobres, abandonados o en dificultad?

Cuando Dios permite nuestro sufrimiento por la enfermedad, la soledad u otras razones relacionadas con la edad avanzada, nos da siempre la gracia y la fuerza para que nos unamos con más amor al sacrificio del Hijo y participemos con más intensidad en su proyecto salvífico. Dejémonos persuadir: ¡Él es Padre, un Padre rico de amor y misericordia! Pienso de modo especial en vosotros, viudos y viudas, que os habéis quedado solos en el último tramo de la vida; en vosotros, religiosos y religiosas ancianos, que por muchos años habéis servido fielmente a la causa del Reino de los cielos; en vosotros, queridos hermanos en el Sacerdocio y en el Episcopado, que por alcanzar los límites de edad habéis dejado la responsabilidad directa del ministerio pastoral. La Iglesia aún os necesita. Ella aprecia los servicios que podéis seguir prestando en múltiples campos de apostolado, cuenta con vuestra oración constante, espera vuestros consejos fruto de la experiencia, y se enriquece del testimonio evangélico que dais día tras día.

 



Primer  Anterior  2 a 3 de 3  Siguiente   Último  
Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: MIRYTA Enviado: 06/07/2010 21:58
Honrar a los ancianos supone un triple deber hacia ellos: acogerlos, asistirlos y valorar sus cualidades. En muchos ambientes eso sucede casi espontáneamente, como por costumbre inveterada. En otros, especialmente en las Naciones desarrolladas, parece obligado un cambio de tendencia para que los que avanzan en años puedan envejecer con dignidad, sin temor a quedar reducidos a personas que ya no cuentan nada. Es preciso convencerse de que es propio de una civilización plenamente humana respetar y amar a los ancianos, porque ellos se sienten, a pesar del debilitamiento de las fuerzas, parte viva de la sociedad. Ya observaba Cicerón que "el peso de la edad es más leve para el que se siente respetado y amado por los jóvenes"6.
MUY BUEN APORTE MARU...
AUNQUE EXISTA EL CHOQUE GENERACIONAL,LOS JOVENES TIENEN MUCHO QUE APRENDER DE LOS ANCIANOSY VICEVERSA...HACE UNOS DIAS FUI A UNA CASA
ASISTENCIAL PARA ANCIANITAS ,ALGUNAS EN SILLAS DE RUEDAS,TODAS NOVENTERAS Y CON ANIMO DE FIESTA,PORQ' ESTABAN EN "CLASES DE ZUMBA",
HABIA POR AHI UNAS PERSONAS EN LOS CUARENTAS,QUE PEDIAN CAMBIO DE ACTIVIDAD Y UNA ANCIANITA,LE DIJO,NO QUE VA ESTO ME RECUERDA A LOS BAILES EN MI PUEBLO...
Y YA COMENTO,HASTA HECHOS HISTORICOS DE SU PUEBLO,CUANDO LLEGABAN LOS JUANES DE LA REVOLUCION MEXICANA,ELLA SE VESTIA DE ADELITA,
Y BAILABA TODA LA NOCHE...Y A PETICION DE LOS CHICOS QUE VENIAN A VER A ESAS SEÑORAS,CONTO MUCHAS ANECDOTAS.
TODOS TENEMOS Q' CONTAR,QUE  PARTICIPAR,NADA MAS SE NECESITA...
UNA OPORTUNIDAD...COMO DEPOSITARIOS DE ESA MEMORIA COLECTIVA...
HAY QUE PROMOVER ESOS VALORES HUMANITARIOS,ENTRE TODOS.
PAZ Y BIEN!

Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: Maru Enviado: 07/07/2010 04:47
Así es amiga.  


 
©2024 - Gabitos - Todos los derechos reservados