NEUROCIENCIA
DR. MARIO ALONSO PUIG
entrevista revista "Agenda Viva"
Se ha podido fotografiar cómo cuando una persona empieza a ser invadida por sentimientos negativos, ese proceso empieza en áreas más cognitivas, más intelectuales, va derivando y acaba produciendo cambios en la química sanguínea. Somos muy responsables de nuestros estados emocionales, muy capaces de darles una respuesta. Por ejemplo: cuando una persona empieza a pensar de forma positiva, a animar a la gente que le rodea, a transmitirles la idea de que siempre hay un camino ante la dificultad, se ha podido corroborar la presencia en su sangre de un neuropéptido, una hormona de corta cadena que tiene dos efectos: el primero es analgésico, y el segundo es capaz de desconectar el conducto del miedo. Y esa respuesta se puede observar en el que tiene esa actitud positiva pero también en las personas a las que anima y apoya. ¿Qué quiere decir esto? Si, ante un desafío, el circuito del miedo me envuelve, no es que yo tenga miedo, es que el miedo me tiene a mí, con lo cual no soy operativo, me bloqueo. Que yo pueda producir un cambio hormonal a través de "yo creo en ti", es maravilloso porque eso tiene dimensiones absolutamente inimaginables. Podemos hablar de hormonas como la dopamina, la serotonina… Es decir, los estados mentales y corporales son dos caras de una misma moneda del inconsciente.
Por ejemplo, cuando una persona está presa de la ira, el resentimiento o la desesperanza, sabemos que suben en sangre los niveles de cortisol, que es una hormona muy saludable cuando sigue los llamados ritmos circadianos; pero cuando se rompe ese ritmo y el cortisol está alto, su concentración dificulta el funcionamiento de un linfocito, de una célula blanca especializada en luchar contra bacterias, virus y tumores, que se llama linfocito asesino. No tenemos pruebas actualmente de que los estados de ánimo negativos favorezcan el crecimiento de los tumores malignos pero sí de que dificultan la lucha contra ellos. También sabemos que nuestros estados de ánimo negativos reducen la proporción de una enzima de una estructura molecular llamada telomerasa. La función de ésta es reparar los telómeros que son algo así como pequeños capuchones que hay en los cromosomas para evitar que éstos se abran. Si el cromosoma se abre, las hebras de ADN se desflecan y si eso ocurre, la longevidad podría reducirse. Queda mucho por descubrir porque, así como se produjo un gran avance en neurociencia, sobre todo a partir de la última década del siglo pasado y principios del actual, hacen falta nuevos aparatos para seguir investigando en un campo infinito y fascinante. Y lo que es bastante impresionante es que la física cuántica, la neurobiología, etc., están dando una explicación científica a cosas que los filósofos presocráticos y ciertos místicos ya venían describiendo en un lenguaje más poético pero no menos real. Ellos ya sabían cosas como ésta: que el observador afecta a lo observado, algo que el mundo de la física subatómica acaba de desvelar. La palabra "filosofía" significa ni más ni menos que amor a la sabiduría y los conocimientos sin sabiduría no se pueden utilizar correctamente.En cuanto a la posibilidad de desarrollar el potencial del cerebro, son varias las cosas que se pueden hacer. Lo primero es centrarse en lo que se quiere y no en lo que se teme. Es decir, dar mucho más valor y prestar más atención a la solución que al problema. El concepto del vaso medio lleno o medio vacío hay que matizarlo muy bien. Cuando se lo ve como medio lleno, el vaso empieza a llenarse más, y a la inversa, porque lo que creemos lo creamos. Nuestro juego interno se convierte en un juego externo. El ser humano influye en su realidad, aunque no sea consciente de ello. El ser humano necesita soñar. Lo segundo es potenciar muchísimo la comunicación, no sólo como trasvase de información sino como una forma de compartir sueños. Tercero, es fundamental el humor. Cuarto, es igualmente importante el ejercicio físico que, como se ha demostrado, mejora la neurogénesis. En quinto lugar, habría que estar mucho más en contacto con la naturaleza y no ser un rey Sol, como si todo girase en alrededor de uno. Hay que ocuparse de lo cercano, hay que ver cómo se puede llegar a alguien para que su experiencia en la vida sea un poco más hermosa: ver cómo se le puede quitar un poco de sufrimiento y añadir algo de alegría. No somos conscientes del poder que tiene una sonrisa cuando una persona se siente sola y aislada. Son pequeñas cosas que marcan grandes diferencias. No somos conscientes de lo que podemos influir para crear nuestras circunstancias.
Hay otra frase que intento hacer mía y bajo la que intento vivir. En la vida no hay amigos y enemigos, sino sólo maestros. Si yo me encuentro con una persona que es extremadamente desagradable, esa persona está siendo mi maestro, me ofrece la ocasión de ejercitar mi compasión y mi paciencia. Si lo veo como algo desagradable, estoy perdiendo una enorme oportunidad de crecer como ser humano. Detrás de la ira está la tristeza y el miedo, y la única manera de ayudar a esa persona es no reaccionar ante la violencia. Eso no significa que tengamos que permitir todo tipo de actitudes, pero hay que evitar ir contra la persona. Un ejemplo muy concreto: cuando a la Madre Tersa de Calcuta le preguntaron si quería formar parte de una manifestación contar la guerra dijo que no: «Llámenme cuando hagan una manifestación a favor de la paz». Todo lo que sea enfocar lo negativo no conseguirá sino perpetuar la situación. Además, se produce un proceso que se llama "colusión". He de invertir las cosas para demostrar que él está equivocado y yo tengo razón. Ya no me importa solucionar el problema, sino sólo demostrar quién tiene razón. Y ahí hay una inversión que ya no es neutra, que ya no sirve para encontrar el camino hacia la solución. La colusión invita a la reacción. Es un juego destinado al fracaso. Cuando enfocas lo positivo, llegas a conclusiones como las de Nelson Mandela. Después de pasar años encarcelado, enfocó el resto de su vida hacia la reconciliación. «Tan esclavo es el que está en una celda como el que está prisionero de su odio. Ambos han de ser liberados».