El minero boliviano Carlos Mamani (C) nada más salir este miércoles de la cápsula Fénix, en cuarto lugar, en la mina de San José, en el desierto de Atacama. Mamani, único no chileno de los atrapados, fue recibido por su esposa en la superficie.

El minero boliviano Carlos Mamani (C) nada más salir este miércoles de la cápsula Fénix, en cuarto lugar, en la mina de San José, en el desierto de Atacama. Mamani, único no chileno de los atrapados, fue recibido por su esposa en la superficie.

Luis Urzúa, el último de los 33 mineros atrapados desde hace 69 días en una mina en Chile, emergió a la superficie el miércoles por la noche dando fin a un histórico y exitoso rescate que duró 22 horas y generó una inmediata explosión de júbilo en el país.

"Le sirvo el turno como habíamos acordado el día en que tuvimos la primera conversación. Espero que esto nunca más vuelva a ocurrir. Gracias a todos", le dijo Urzúa al presidente Sebastián Piñera, quien lo esperaba al salir de la cápsula que los transportó por un ducto desde 622 metros de profundidad.

"Recibo su turno y lo felicito porque cumplió con su deber, saliendo el último como un capitán, nos sentimos orgullosos de todos y cada uno de los mineros", le respondió el mandatario.

Urzúa, topógrafo y jefe de turno el día en que se produjo el derrumbe, emergió a las 21H55 (00H55 GMT), casi 22 horas después de que fuera rescatado, cerca de la medianoche del martes, Florencio Avalos, el primero en salir.

"Han dado el ejemplo de valentía, han luchado hasta el final. Es una noche muy especial", comentó Isabel Segovia, hermana del minero Darío Segovia.

"Ahora nos iremos muy contentos. Esto es lo que queríamos, que saliera todo bien y gracias a Dios, así fue", dice Wilson Ávalos, tío de dos mineros.

Chile entero se unió a la celebración. Las campanas de las iglesias repicaron, la gente se echó a las calles y en Copiapó, la ciudad vecina a la mina, la fiesta era mayúscula.

"Yo fui al mundial en Sudáfrica. Pero este es el verdadero campeonato mundial de Chile", dijo Raúl Palma en Copiapó, ya sin voz de tantos gritos. "Yo estoy festejando desde hace 48 horas, sin dormir", agregó en medio de llanto y carcajadas.

Piñera confesó más tarde que fue tanta su emoción al ver a Urzúa que "pensé que no iba a poder hablar con él".

Apenas Urzúa llegó a la superficie, los seis socorristas que bajaron hasta el fondo del yacimiento para colaborar con los mineros mostraron desde el fondo de la mina una pancarta que decía 'Misión Cumplida'.

Y cuando ellos mismos salieron en la cápsula Fénix II, el operativo terminó de manera definitiva.

El último socorrista, Manuel González -quien había entrado 24 horas antes- fue recibido por Piñera a quien le dijo: "Lo encargado está listo".

Esto en respuesta a la solicitud que el presidente le hizo la víspera, cuando le encargó sacar con vida a los mineros.

Las autoridades se fundieron a lo largo del día en interminables abrazos, mientras en el Campamento Esperanza, instalado en las afueras de la minas, los familiares no tenían espacio en sus carpas para tanta alegría.

Uno de los más emocionados fue el jefe de las operaciones de rescate, el ingeniero André Sougarret, artífice de este esperado parto de la tierra y que a veces no lograba contener las lágrimas al ver el nacimiento, uno a uno, de sus 33 'hijos'.

Urzúa dio algunos detalles de los días que pasaron bajo tierra, indicando que cuando el 22 de agosto llegó la perforadora que los ubicó más de 600 metros bajo tierra "todos querían abrazar el martillo", y que los mineros enviaron varios mensajes hacia la superficie que se perdieron en el camino, aunque llegó el que tenía que llegar: el que decía "Estamos bien en el refugio los 33".

Esta frase se volvió en un símbolo de esta historia. El diario La Tercera hacía un juego con ella titulando "Están bien en la superficie los 33".

Uno de los rescates más esperados fue el del ex futbolista y seleccionado chileno Franklin Lobos, de 53 años, a quien Piñera recibió en la boca del ducto. Lobos recibió un balón, que pateó dos o tres veces y luego abrazó al mandatario.

"Franklin, ganaste el partido de tu vida", le dijo Piñera.

Sin embargo, quien se robó la película fue Mario Sepúlveda, de 39 años, el segundo en salir, quien al emerger, con voz enérgica, gritó "¡viva Chile, mierda!, mismo grito que empleó el presidente tras la salida de Urzúa.

"Estuve con Dios y estuve con el diablo. Me agarré de Dios, tomé la mejor mano. Siempre supe que Dios nos iba a sacar", dijo Sepúlveda, antes de pedir a la prensa que "no nos traten como artistas ni periodistas; quiero que me traten como minero. Quiero morir amarrado al yugo".

El accidente ocurrió el 5 de agosto último en la minera San José, en pleno desierto de Atacama, 800 km al norte de Santiago, cuando los 33 mineros -32 chilenos y 1 boliviano- se preparaban para abandonar la faena, a 700 metros de profundidad.

De pronto un fuerte ruido les advirtió que algo pasaba arriba de ellos. Era un derrumbe que levantó una polvareda que no sólo les dificultaba la visión y la respiración sino que les bloqueaba la posibilidad de salir.

Bajo el liderazgo del ministro de Minería, Laurence Golborne, se iniciaron estrechas perforaciones con máquinas de sondaje que normalmente se usan para buscar mineral, y que ubicaron a los mineros el 22 de agosto.

Desde ese momento, inició una titánica tarea para mantenerlos con vida y enviarles, a través de estrechos ductos alimentos, medicinas, ropa y esperanza.

El rescate -los 78 viajes totales de la cápsula Fénix II para sacar mineros y socorristas- fue seguido en directo por millones de personas a través de todo el mundo, y el pueblo chileno recibió elogios y felicitaciones de los principales líderes.

GRACIAS A DIOS.