LA ESTRATEGIA Y LA TÁCTICA
Una noche, Kiko oyó hablar en televisión a un niño prodigio del ajedrez que sorprendía a propios y extraños por un juego estratégico que superaba, con mucho, el meramente táctico de los jóvenes de su edad. La pregunta no se hizo esperar: "Papá, ¿qué diferencia hay entre estrategia y táctica?". La pregunta incomodó a su padre, que no sabía cómo responderle exactamente. Para salir del paso le dijo mientras se levantaba: "Kiko, ya vas siendo mayor, Lo mejor es consultar al diccionario. Toma búscalo tú mismo". Kiko leyó en voz alta. "Estrategia: arte o traza para dirigir un asunto. Táctica: arte que enseña a poner en orden las cosas. Ambas expresiones tienen origen militar". Kiko no se enteró bien del significado, pero no quiso insistir a sus padres. Cansado, se fue a la cama.
Al día siguiente, en clase, volvió a recordarlo. Su profesor le aclaró: "Te vendrá bien en tu vida el diferenciar ambos conceptos. Estrategia es una planificación a medio y largo plazo. Táctica es la habilidad para aprovechar las circunstancias a corto plazo. La táctica más eficaz es la que está al servicio de una estrategia. Un buen táctico, sin estrategia predeterminada, puede terminar realizando acciones contraproducentes. Por ejemplo, una estrategia de estudio es la que se aplica un alumno que se impone estudiar todos los días, hacer deporte unas horas, y repasar los ejercicios antes del examen. Sin estrategia, se encontraría con toda la materia sin estudiar el día antes del examen. Superarlo, en ese caso, sería una cuestión de táctica a corto". Kiko tampoco lo comprendió del todo.
Esa noche, mientras cenaban, explicó lo que el profesor le había dicho. Su abuela dijo entonces: "Niño, verás como ahora te enteras. ¿Es lo mismo una persona inteligente que una lista? No, ¿verdad? Pues eso, el inteligente es capaz, entre otras cosas, de elaborar estrategias, mientras que el listo es el táctico que saber aprovechar las circunstancias".
Kiko sonrió. Por fin se había enterado. Pensó: ¿sería él listo o inteligente? Decidió dejarlo para otro día como mejor táctica.
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