Debemos ser como elefantes …
Con pies grandes y pesados…
Para tenerlos bien fijos en la tierra y no elevarnos.
Con orejas grandes…
Para aprender a oír y no actuar a ciegas.
Con boca chica…
Para no andar parafraseando, ni hablando de más.
Con colmillo largo
Para saber actuar en momentos difíciles.
Tener piel áspera y dura…
Para aguantar los embates de los demás.
Tener cola corta…
Para que nadie, por más que quiera, pueda hablar de ti
Tener su memoria…
Para que nunca olvides quién realmente eres.
Y como el elefante, que cuando sabe que va a morir regresa a su lugar de origen, igualmente tú, cuando sientas que haz caído en lo más profundo, que no puedes salir y no encuentras ni un rayo de luz dentro del laberinto en que estás inmerso, que lo has perdido todo y no te queda nada, regresa a tu lugar de origen, regresa a tu naturaleza, regresa a ser tú nuevamente, porque tal vez, ¡por la falta de memoria olvidaste quién realmente eres y sobretodo a Dios ...
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