Ideas
Voy a extirpar ideas que nunca me han servido. Yacentes en enquinas de sombra aletargada, nunca me encendieron luces ni sonaron alertas ni supieron filtrase por gestos o palabras.
En las concavidades de mi cerebro hicieron su madriguera inútil, sin intentos, sin ansias.
¿De qué sirven los muertos que nunca conocimos?
Que en sus tumbas descansen; no modulan palabras,
ni sabemos sus nombres, aunque se hayan tallado en lápidas de mármol o en cruces eluntadas.
No hay vida en las ideas dormidas, troncos secos por donde ya no fluye, como la sangre la savia.
Arbol soy cuyo inerte ramaje improductivo de este parcial invierno, sólo espera la tala.
Váyanse las ideas anónimas, vacías, como se van las ramas deshojadas y estériles, de la mano del hacha.
Y si alguien prenguntare por qué no las fecundo, por qué no las inyecto mi asuencia, mi esperanza, diré que ya tuvieron su momento de luces, y fue desestimado. No puedo ya pensarlas.
Autor: Francisco Alvarez Hidalgo
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