Porque te presentas ante mí, Como niebla espesa en mis días de tragedias; Te deslizas lento en mi piel... Sereno; Entre caricias desenfrenadas, Con besos desesperados... Con ternura excitada, Pues voy tras los rayos de tus ojos Y la seda de tus cabellos, Entrego a ti mis palabras de amor, Mi recitario de amapolas...
... Juglar en destierro... Yo, necesito amarte...
Veo tu rostro pasible en la cruz de mis senderos Ante la mirada vacía de lo intangible... ... Tu vereda sutil, mi amargo delirio...
¡Perverso el sendero Donde he palpado tu cuerpo estremecido! ¡Y tremendo el anhelo Que desbordó la pasión de mis deseos!, Ahora me encuentro deseando tu aliento, Tu luz deslumbrante, ¡Como tu universo posee a mi mundo Estoy llena de ti, te percibo en cada movimiento, En cada destello de aurora, En cada llovizna de tus llamas, Todo emancipa tu rostro, Todo atrae a tu imperiosos y absoluto ser, Todo guarda entre tus labios, Caminos de esencias vírgenes Perdidos a la deriva de tu ser sombrío, De tu pecho palpitante, En el ocaso de tus ojos sedientos.
Hoy, como todos los días, necesito amarte, Colmarte de esos mis romanceros Entre quimeras vespertinas; De esos sonetos que atan el espíritu de mis melodías, Melodías saciadas de ti, llenas de tu pecho, De tu canto coral... De tu poesía absoluta.
Amarte... Noble solitario, amarte, Sentirte mío, sentirte eterno, Saborear tus sensibles y sedientos labios, Doblegarme ante tus pies, y acogerme de tu ser, Adornar mis parajes con la sabiduría de tus formas, No puedo más, necesito de ti, Eres la eterna soledad que se me inhibe en las sienes, Eres el fruto prohibido atado a mi mirada, Mirada con faz de escarcha, Ajena a mis recónditas fantasías.
Me quedo sin ti... ... A falta de ti, A falta de tu ardor que quema mis labios ¡Falta de ti!... Sin tu cariño ¡Falta de ti!, sin tu enajenado corazón.
¡Resurge ante mi! ¡Déjame contemplar tus sueños!, Déjame acompañarte En tus noches de vesania: de pasiones En tu aturdida tempestad: nocturna... Errante...
Necesito amarte,
Amarte sin duda de la caricia, (la caricia huidiza) Esa que escapa entre la perversidad de tu rostro Y en lo profundo de mi alma, Llega a mí... Cuando caigas profundo en la grieta del olvido, Donde el cielo alumbre el esplendor frustrado de tus pasos.
Amado mío... Amado eterno; Otórgame la gracia de ser tu eterna satisfacción, Pero si no concedes La dicha a mis agobiadas esperanzas, Entonces déjame saborear una noche más, Tu sombría anatomía, Ese frío tormento incrustado en tu cuerpo.
Déjame amarte esta noche, sólo una vez más.
Para soñar entre tus entrañas Y deshojar tu corazón con el mío Sacar la esencia de tu vientre saturado en delirio.
Decirte finalmente... Entre tanta delicia, entre tantos destellos, Lloviznas... Que te amo... Que necesito amarte...
Necesito amarte
Porque te presentas ante mí,
Cuando caigas profundo en la grieta del olvido,
Como niebla espesa en mis días de tragedias;
Te deslizas lento en mi piel... Sereno;
Entre caricias desenfrenadas,
Con besos desesperados...
Con ternura excitada,
Pues voy tras los rayos de tus ojos
Y la seda de tus cabellos,
Entrego a ti mis palabras de amor,
Mi recitario de amapolas...
... Juglar en destierro... Yo, necesito amarte...
Veo tu rostro pasible en la cruz de mis senderos
Ante la mirada vacía de lo intangible...
... Tu vereda sutil, mi amargo delirio...
¡Perverso el sendero
Donde he palpado tu cuerpo estremecido!
¡Y tremendo el anhelo
Que desbordó la pasión de mis deseos!,
Ahora me encuentro deseando tu aliento,
Tu luz deslumbrante,
¡Como tu universo posee a mi mundo
Estoy llena de ti, te percibo en cada movimiento,
En cada destello de aurora,
En cada llovizna de tus llamas,
Todo emancipa tu rostro,
Todo atrae a tu imperiosos y absoluto ser,
Todo guarda entre tus labios,
Caminos de esencias vírgenes
Perdidos a la deriva de tu ser sombrío,
De tu pecho palpitante,
En el ocaso de tus ojos sedientos.
Hoy, como todos los días, necesito amarte,
Colmarte de esos mis romanceros
Entre quimeras vespertinas;
De esos sonetos que atan el espíritu de mis melodías,
Melodías saciadas de ti, llenas de tu pecho,
De tu canto coral... De tu poesía absoluta.
Amarte... Noble solitario, amarte,
Sentirte mío, sentirte eterno,
Saborear tus sensibles y sedientos labios,
Doblegarme ante tus pies, y acogerme de tu ser,
Adornar mis parajes con la sabiduría de tus formas,
No puedo más, necesito de ti,
Eres la eterna soledad que se me inhibe en las sienes,
Eres el fruto prohibido atado a mi mirada,
Mirada con faz de escarcha,
Ajena a mis recónditas fantasías.
Me quedo sin ti...
... A falta de ti,
A falta de tu ardor que quema mis labios
¡Falta de ti!... Sin tu cariño
¡Falta de ti!, sin tu enajenado corazón.
¡Resurge ante mi!
¡Déjame contemplar tus sueños!,
Déjame acompañarte
En tus noches de vesania: de pasiones
En tu aturdida tempestad: nocturna... Errante...
Necesito amarte,
Amarte sin duda de la caricia, (la caricia huidiza)
Esa que escapa entre la perversidad de tu rostro
Y en lo profundo de mi alma,
Llega a mí...
Donde el cielo alumbre
el esplendor frustrado de tus pasos.
Amado mío... Amado eterno;
Otórgame la gracia de ser tu eterna satisfacción,
Pero si no concedes
La dicha a mis agobiadas esperanzas,
Entonces déjame saborear una noche más,
Tu sombría anatomía,
Ese frío tormento incrustado en tu cuerpo.
Déjame amarte esta noche, sólo una vez más.
Para soñar entre tus entrañas
Y deshojar tu corazón con el mío
Sacar la esencia de tu vientre saturado en delirio.
Decirte finalmente...
Entre tanta delicia, entre tantos destellos,
Lloviznas...
Que te amo... Que necesito amarte...
Galeón. (11/08/1999.)