Te saludo: ¡Amor...! Desde muy lejos...
Te brindo el gesto de caricia aireada,
porque he visto partir en marejadas
mis sueños al diluirse en tus espejos.
Te visualizo como el sol ocultando
su refractario calor que iluminara
en caricias de oro tus mañanas
y en crepúsculos de ocres atenuados.
Te saludo: ¡Amor...! Como lejano...
Distante...
Adormecido...
Solitario...
Que en la nube tenaz de tu incensario
exhalas los perfumes de lo vano.
Fragancia que sigue persistiendo
en mi humano historial de desengaños,
sin que pudiera el dolor, de tantos años,
evitar que en mi interior sigas viviendo.
A la distancia te observo...
Y sin embargo...
¡Me quema por momentos tu presencia!.
Señalándome que puedo amar con mas vehemencia
pero temo ante recuerdos tan amargos.
Vuela mi alma entonces por mis versos
declarando el Amor idealizado
en silencios...
En pausas...
Sin un eco...
Que responda a sus fuegos desbordados.
¡Estas allí...! ¡Al alcance de mis manos...!
Y ahogo el corazón por no llamarte,
optando en mi interior por contemplarte
a ser infiel al juramento dado.
¡Sí...!
Me he jurado no Amar como he Amado.
Y temo al simple roce de tus manos
pudiera ser infiel a lo jurado.