La Corona de Adviento
La Corona de Adviento — que aunque es una tradición europea — puede ser una forma muy buena para involucrar a la familia, incluso a los niños más pequeños, y también nos sirve para aprender acerca de la preparación Cristiana de la Navidad. Esta preparación no es sólo para celebrar el nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, sino también para preparar nuestro corazón para recibirlo.
Reunir los materiales para hacer la Corona — quizás yendo de paseo a un parque o a un bosque o incluso en la parte de atrás de su yarda — y seleccionarlos en casa es un proyecto familiar muy provechoso en el que pueden participar hasta los niños más pequeños.
En el primer Domingo de Adviento se bendice la corona. Todos juntos pueden rezar la oración de la semana correspondiente en el momento de encender la vela cada día. Si han colocado la Corona sobre la mesa, entonces continúan con la bendición de los alimentos. El segundo Domingo de Adviento, se encienden dos velas moradas; en la tercera semana se enciende la vela rosa y en el cuarto se encienden todas las velas.
Los niños más grandes pueden ir encendiendo las velas tomando cada uno un turno y los más pequeños se pueden encargar de apagarlas al final de la comida/cena.
El Adviento es un buen momento para rezar el Ángelus antes de las comidas y cenas familiares.
Estas oraciones — que son traducciones fidedignas del Latin “Collects” u Oraciones Iniciales — se pueden rezar cada día que se enciende la Corona de Adviento.
Primera Semana
Enciende y mueve tu poder, Oh, Señor, y ven para que gracias a tu protección podamos ser rescatados de los peligros que nos acechan por el pecado; y para que seas el Redentor que nos salve: él que vive y reina con Dios Padre en unidad con el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.
En los países de habla Inglesa, este Domingo se conoce con el nombre de “El Domingo de Movimiento” debido a que esta oración Colecta era la señal para que se comenzara a mezclar y batir los frutos en los pasteles y budines de Navidad.
Segunda Semana
Enciende y mueve nuestros corazones, Oh, Señor, para preparar el camino de tu Hijo Único: para que seamos dignos de servirle con nuestros corazones purificados con Su venida: él que vive y reina con Dios Padre en unidad con el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.
Tercera Semana
Te rogamos que escuches nuestras oraciones, Oh, Señor, y por la Gracia de Su venida ilumina nuestras mentes oscurecidas: Tú, quien vive y reina con Dios Padre en unidad con el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.
En este Tercer Domingo de Adviento, Domingo de Júbilo, la Iglesia no puede seguir conteniendo la esperanza gozosa por la venida del Salvador. Encendemos la vela de color rosa y estamos felices porque nuestra redención ya está muy cerca. “Gaudete” es una palabra en Latín que se refiere a la Antífona que comienza diciendo: “Gaudete in Domino simper: iterum dico, Gaudete” [Regocíjate siempre en el Señor, te repito, Regocíjate]. En este día, el sacerdote usa vestimentas de color rosa y se puede adornar la iglesia con flores.
Cuarta Semana
Derrama sobre nosotros Tu poder, Oh, Señor, y ven: a través de ese gran poder, ayúdanos para que con Tu Gracia y Bondad misericordiosa podamos recibir rápidamente la salvación que necesitamos pero que nuestros pecados nos impiden obtener: quien vive y reina contigo en unidad con el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.
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